Está comprobado que una mayor presencia de los padres en los establecimientos educativos a los que asisten sus hijos, asegura que el proceso de enseñanza-aprendizaje de los contenidos se cumpla más efectivamente. Pero hay otro aspecto más importante, esa misma presencia contribuye a que los niños internalicen normas de conducta y valores morales que completan su educación compatibilizando la enseñanza académica con la educación que debe ser promovida desde el hogar.


La mayoría de los conflictos que se plantean en la escuela actual tienen su origen en la escasa presencia de los padres, quienes prefieren delegar la educación de sus hijos desentendiéndose de la obligación de seguir de cerca su instrucción. Se trata de progenitores que creen que la escuela debe encargarse de todo el proceso y que ellos no deben intervenir ni siquiera con las tareas para el hogar. Estudios vinculados a este fenómeno aseguran que los niños advierten este comportamiento y se encargan de que los padres no se enteren de lo que ocurre en la escuela, creando una barrera que finalmente impide conocer que es lo que está pasando con los hijos. En este marco es en el que se dan los problemas de conducta, mal comportamiento, deficiencias en el aprendizaje y, lo que es peor, los casos de bullying o de abuso por parte de docentes o demás personal de las escuelas.


En los últimos meses, en nuestra provincia hemos tenido varias denuncias en el ámbito escolar. En busca de determinar responsabilidades se han iniciado investigaciones que ayudarán a obtener importantes conclusiones sobre la incidencia de la participación familiar en las escuelas. Expertos en educación encarados de analizar la desvinculación familiar de la escuela sostienen que cuanto más se trabaja con el hijo actividades de aprendizaje emocional es mucho más probable que desarrollen una buena actitud ante el aprendizaje académico. Los padres deben demostrar a los hijos que les importa todo lo que ocurre las 24 horas del día y, por supuesto, eso está vinculado con la escuela.


Los padres deben participar en la escuela a través de distintas actividades, manteniendo un contacto positivo con los docentes, hablando a los hijos bien de ellos y haciendo un seguimiento pedagógico.


Los padres deben ser mentores, guías y apoyo emocional, y quienes les enseñen a los hijos sobre emociones y sentimientos, aspectos que no se aprenden en la escuela.