Son varias las alteraciones que puede llegar a sufrir el cuerpo humano a consecuencia del frío y en este sentido es conveniente tenerlas muy en cuenta a pesar de no ser tan llamativas o evidentes como las que produce el calor en la época de verano. Está comprobado que los problemas derivados del frío no tiene un efecto inmediato sobre las personas y en la mayoría de los casos los primeros síntomas aparecen recién a los pocos días de haberse expuesto a las bajas temperaturas. 

El invierno en provincias como San Juan tiene una decisiva influencia en el estado de salud de las personas por las grandes oscilaciones que experimenta la temperatura ambiente. Mientras que en las noches o las madrugadas las temperaturas son bajo cero, durante el resto del día son mucho más agradables, lo que obliga al cuerpo humano a realizar un gran esfuerzo a los efectos de mantener una temperatura constante. 

Si bien los científicos todavía no pueden precisar si la pandemia del coronavirus tiene alguna relación directa con las bajas temperaturas, los síntomas del virus se asemejan a las enfermedades que produce el frío, por lo que hay que tener especial cuidado con contagios y causas originarias. 

De todas maneras se ha llegado a establecer que el efecto del frío sobre la aparición de enfermedades es indirecta, ya que la temperatura fría genera cambios en el organismo asociados con el riesgo de enfermar o fallecer. Lo que sí, hay una relación entre la caída de la temperatura ambiental y el aumento de pacientes en los servicios de urgencia y atención ambulatoria a consecuencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, además de una mayor mortalidad asociada con los cambios de temperatura. Se ha llegado a establecer que las urgencias médicas por causas respiratorias sufren en esta época del año un aumento considerable después de 11 a 14 días.

En todos los casos, se ha establecido que el sistema cardiovascular es el que soporta las mayores exigencias, siendo los más afectados las personas en edades extremas, menores de 5 años y mayores de 60 años. 

Ante todos estos antecedentes, uno de los aspectos más importantes es tener en cuenta son las medidas preventivas como la utilización en las épocas de frío de vacunas de la gripe y del neumococo en personas mayores, enfermos crónicos y deprimidos inmunológicamente, para evitar los procesos respiratorios desencadenados por la aparición de bajas temperaturas. 

También hay que tener en cuenta el uso de ropa apropiada contra el frío y evitar los cambios bruscos de temperatura en forma continua. Hay una mención especial para el ejercicio físico y la alimentación, señalando que se debe realizar ejercicio diariamente pero en forma moderada, y realizar comidas frecuentes de pequeña cantidad, variada y de alto poder energético.