Con el envío de un portaaviones a Oriente Medio, las amenazas de aplicar a China mayores aranceles comerciales, la solución militar que prevé para la crisis venezolana, las demandas por confiscaciones en Cuba, los roces con los aliados europeos e intrigas diplomáticas, Donald Trump mueve fichas en el riesgoso escenario internacional mirando de cerca la política doméstica ante las elecciones del año que viene.


Pocas veces en la historia estadounidense se ha planteado un entramado comercial con trasfondo militar como ahora. El conflicto arancelario con China ha escalado también al peligroso terreno armamentista tras la denuncia de Pekín de la presencia de buques de guerra norteamericanos cerca de las islas en disputa en el mar de China Meridional. El incidente se produjo luego de que Trump anunciara nuevas trabas a los productos del gigante asiático, dando lugar también a una nueva negociación comercial.


Es que de hecho, las tácticas comerciales chinas son consideradas en Washington como un riesgo para la seguridad nacional ya que, a juicio del Pentágono, Pekín desarrolla una "economía predatoria'' que acompaña estableciendo bases militares en todo el mundo para proteger sus inversiones industriales y en proyectos de infraestructura. Es más, el informe estratégico señala que China quiere suplantar a EEUU como poder militar en el Pacífico avanzando en el ámbito de los misiles balísticos, el espacio y la inteligencia artificial.


Entre los frentes abiertos por la Casa Blanca está la táctica de echar nafta al fuego, como el envío de un portaaviones y bombardeos ante una hipotética amenaza de Irán en plena escalada de violencia entre Israel y Hamas, en Gaza. Antes redobló la presión sobre el petróleo iraní junto con el abierto apoyo electoral al primer ministro Benjamin Netanyahu. Como si fuera poco, la política exterior estadounidense redobló la apuesta para derrocar a Nicolás Maduro en la crisis venezolana, incluyendo la amenaza militar, y desafió a la Unión Europea con las mayores sanciones a Cuba, impactando en empresas europeas radicadas en la isla.


Existe una lógica política ante estos frentes internacionales, más allá del carácter impulsivo, errático, las bravuconadas y las acciones irrespetuosas del magnate presidente, hasta con sus aliados históricos. Todo este juego de alto riesgo para Estados Unidos busca una movilización de las bases republicanas para obtener el apoyo de la ciudadanía para la reelección de Trump en las elecciones presidenciales de 2020.