En la provincia de San Juan, en la actualidad hay más de 30 asentamientos o villas precarias localizadas en el Gran San Juan y departamentos aledaños. Hasta que no se oficialice un censo de población resulta dificultoso establecer el número de personas que en ellas habitan, ya que la mayoría de estos asentamientos se caracterizan por ser muy dinámicos en cuanto a la conformación de los grupos familiares y en su movimiento interno. Si bien, estos conglomerados presentan numerosos problemas sociales, en estos tiempos hay otros aspectos que cada vez cobran más relevancia y que están vinculados a las condiciones sanitarias de los habitantes.


Así como en Buenos Aires, las villas o barrios de emergencia se han convertido en focos de proliferación de contagios del coronavirus debido, entre otras cosas, al hacinamiento y malas condiciones sanitarias -carecen de sistemas cloacales y en algunos casos hasta de agua potable-, en nuestra provincia hay que tratar de contrarrestar estos inconvenientes para evitar que enfermedades infecto contagiosas afecten a este sector de la población. Hasta ahora este flagelo no se ha dado en forma generalizada y está relativamente controlado por campañas de vacunación y otros operativos sanitarios que se realizan periódicamente. Pero no hay que descuidar el tema de la vivienda, porque es el que garantiza la higiene, salubridad y buenas condiciones para que la vida transcurra decorosamente.


San Juan figura hasta ahora como una de las provincias donde más se ha trabajado con la erradicación de villas, a tal punto de que en el departamento Capital no ha quedado ninguno de estos asentamientos. Una de las jurisdicciones que actualmente cuenta con el mayor número de villas de emergencia es el departamento Caucete, donde el Gobierno, a través del IPV, está intentando darle una solución mediante la construcción de un megabarrio y otros proyectos habitacionales. Esta acción deberá ser complementada, en forma similar como se hizo en Capital, con la destrucción total de las villas y la prohibición de construir nuevas viviendas precarias en los terrenos, a los que hay que darle un uso determinado.


La construcción de nuevos barrios es la solución de fondo a la precarización de la vivienda, pero como en este tema siempre la demanda supera a la oferta, y pueden pasar varios años antes de que una familia deje la vivienda que ocupa, es necesario que en tanto esto ocurra se atiendan los requerimientos de saneamiento y agua potable que tienen estas comunidades para evitar la propagación de enfermedades virales.