Lo que comenzó como una de las tantas manifestaciones piqueteras a las que ya estamos acostumbrados, se transformó en una demostración de fuerza de una nueva corriente de resistencia al actual gobierno, que para los memoriosos se asemeja a la forma en que se originó la organización Montoneros, entre los años 70 y 80. La protesta del miércoles último, en pleno centro de Buenos Aires, la encabezó el movimiento Quebracho, con el apoyo de La Cámpora y la organización Tupac Amarú. Esta conjunción se mostró muy desafiante e hizo que la gente temiera lo peor ante el endurecimiento de posiciones y la decisión de la Policía de la ciudad de desalojar a los manifestantes.


Salvando las diferencias entre una época y otra, hay quienes sostienen que la recordada organización Montoneros "se gestó como el brazo armado de Perón" durante la resistencia a la dictadura que gobernó el país entre 1966 y 1973. De la misma forma Quebracho ha salido, en esta ocasión, a liderar una corriente social vinculada al kirchnerismo, con el objeto de presionar al Gobierno en el inicio de la campaña electoral para las legislativas de octubre próximo. Hasta aquí las coincidencias entre dos movimientos integrados por activistas dispuestos a usar la violencia para desestabilizar e imponer su ideología izquierdista.


Entre las diferencias, los Montoneros de neto corte revolucionario (católicos, nacionalistas y antiimperialistas) usaron la violencia y la guerrilla como método y su objetivo fue luchar contra la dictadura. Para algunos, Montoneros fue una organización que recibió el calificativo de terrorista.


Quebracho es más conocidos por su origen estudiantil y por ejercer la resistencia ante las políticas sociales de los gobiernos de turno. Ante "Cambiemos", está alineado en la oposición que ejerce el kirchnerismo.


La formación de unos y otros es lo que diferencia a estos movimientos. Los primeros tenían vocación de promover un cambio social y dar lugar a una corriente de "socialismo nacional". Quebracho solo da muestra de ejercer resistencia con pocas propuestas de un programa social que signifique un plan alternativo. Solo aspira al caos y a la imposición por la fuerza de sus consignas.