De los 80 días de clases programados para la primera parte del presente ciclo lectivo, la provincia de San Juan sólo completará 61, lo que la ubica en el grupo de 9 provincias con menos presencialidad y la lleva a que este año no pueda cumplir con lo acordado con el Consejo Federal de Educación de completar un régimen de 190 días de clases. Las consecuencias de no tener los días de clases que se consideran necesarios están relacionadas con dificultades en el aprendizaje, retraso escolar, fracaso escolar y problemas de integración en los grupos. En tanto que las causas por las que San Juan no podrá completar este requisito están vinculadas a los conflictos docentes que se suscitaron este año promovidos por los denominados "autoconvocados" que plantearon al gobierno reclamos salariales y mantuvieron suspendido el servicio educativo por varias semanas. A esto se suma los días sin clases por feriados, perfeccionamiento educativo y otras actividades extraáulicas como las jornadas institucionales vinculadas a la educación, o por cuestiones climáticas que impidieron que los alumnos asistieran a clases normalmente.
Los 61 días de clases dictados en San Juan representan el 76,25% del total que debió haberse impartido.
En la tierra del gran maestro Domingo Faustino Sarmiento resulta injustificado que se hayan perdido tantos días de clases los cuales resultará difícil recuperarlos, especialmente si se tiene en cuenta que en la mayoría de los establecimientos educativos rige la modalidad de jornada extendida con una hora más de clase, haciéndose muy complicado hacer que los niños permanezcan más tiempo en la escuela. La otra alternativa sería concurrir los días sábados, pero es una decisión que se debe acordar con todos los sectores involucrados con la educación.
De una u otra forma San Juan deberá en un futuro próximo seguir los ejemplos de las provincias que han logrado en esta mitad de año el dictado de 80 días de clases, que los lleva a poder alcanzar los 190 en todo el año. Se trata de Mendoza, San Luis y Santiago del Estero, que más allá de un feriado nacional han logrado mantener una regularidad destacable que les ha permitido alcanzar esos niveles.
Más allá de la justicia de los reclamos salariales que puedan haber motivado el incumplimiento; la posición intransigente que pueda haber asumido el gobierno; la necesidad del dictado de las jornadas institucionales o las condiciones climáticas que puedan o no resultar peligrosas, los sectores involucrados en la educación tendrían que haber priorizando el servicio sin recurrir a la suspensión de actividades que tanto daño le hace a la enseñanza.
