Cuando todos pensaban que durante el período de cuarentena disminuirían los niveles de deforestación que se venían registrando en el país, datos aportados por distintas organizaciones ambientalistas determinaron que en el período comprendido entre el 15 de marzo y el 30 de septiembre del corriente año la actividad fue tan intensa como en períodos anteriores llegándose a desmontar y talar en el norte del país más de 43.000 hectáreas de bosques. En otras regiones la deforestación fue similar sumándose otros problemas como el de los incendios y sequías.

Según los expertos más desmontes y talas significan más enfermedades, más cambio climático, más inundaciones, más desalojos de comunidades campesinas e indígenas, y más desaparición de especies en peligro de extinción. Es por ello que se dice que destruir bosques es un crimen y que el país no está en condiciones de perder ni una hectárea más, por lo que es urgente implementar sistemas de controles con la aplicación de multas que desalienten esta actividad.

El proceso de deforestación que está sufriendo la Argentina puede ser observado y medido en cada una de sus regiones. Una de las más afectada es el norte con provincias como Santiago del Estero, donde observaciones satelitales han establecido que en los últimos seis meses se perdieron más de 16.000 hectáreas de bosques autóctonos. La siguen Salta, Formosa y Chaco. Esta región es importante ya que concentra el 80% de los desmontes de todo el país motivado por el avance de la frontera agropecuaria y ganadera.

En el Centro-Este del país, la deforestación y desmalezamiento se ha producido en su mayoría por incendios y sequía tanto en la zona de las Sierras de Córdoba como los humedales en las inmediaciones del río Paraná.

En la zona Oeste la flora autóctona está sufriendo la falta de agua al haber bajado los caudales de los ríos y resultar muy escaso el nivel de precipitaciones. Mientras que en el Sur o región patagónica la deforestación también se ha hecho visible por focos de incendios que eventualmente se producen por sequía o descuido de la gente que no tomas precauciones.

Respecto de los bosques destinados a la industria maderera, la tala excesiva, sin prever la reforestación también está causando problemas que podrán observarse a corto plazo. Lo mismo que está ocurriendo con el arbolado público en provincias como San Juan, donde la falta de un plan de reforestación y el acondicionamiento de la infraestructura destinada al riego está provocando que la arboleda no alcance el desarrollo necesario para mitigar las condiciones climáticas, especialmente, del verano.