La poca incidencia que las PASO tendrán en la designación de los candidatos para las legislativas de octubre próximo y el elevado costo de su realización, cercano a los 2.800 millones de pesos, han creado las condiciones apropiadas para que desde varios sectores, principalmente el gobierno, se cuestionara esta semana la conveniencia de su continuidad. De todas formas no hay que olvidar que este sistema nació en 2009 como fruto del oportunismo político, más que de la intención por mejorar el sistema electoral, ya que en ese momento se necesitaba legitimar candidatos con la participación de las bases partidarias que habían comenzado a mostrar cierta indiferencia.


Ahora se considera que eliminar las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, no sólo implicaría un ahorro de dinero, sino también de recursos y tiempo que se invierte en un proceso, que en esta ocasión la mayoría de las fuerzas políticas han tratado de evitar, en un acuerdo entre dirigentes que no están dispuestos a sufrir un desgaste extra, que en nada los beneficia y que, para colmo, genera molestias en el electorado.


Desde su creación las PASO fueron polémicas y generaron los más diversos comentarios sobre una conveniencia que no estaba demasiado clara y que las sindicaban como un recurso del kirchnerismo para no perder mayorías parlamentarias. De ahí que siempre estuvieron en tela de juicio, por ser un sistema que alarga las campañas, ocasiona costos elevados y sigue posibilitando que los líderes partidarios manipulen postulaciones y candidaturas. Se decía que con ellas se evitaba el "dedo" en política, pero luego se vio que en algunos casos esta premisa no se cumplía.


En esta nueva instancia electoral, parece que la idea de implementar un cambio en el sistema electoral vigente está madurando con mucha fuerza entre todos los sectores, oficialistas y opositores.


En nuestra provincia una consulta realizada por este diario determinó que la mayoría de los referentes se inclinan por eliminar las PASO.


Es evidente que en todo el arco político hay una mayoría que está convencida de que las primarias no tienen la utilidad necesaria y son perjudiciales para nuestro sistema electoral.