La convocatoria virtual del presidente Biden, a 40 mandatarios del mundo con el objetivo de reducir a la mitad las emisiones actuales de gases contaminantes, causantes del efecto invernadero, con metas más ambiciosas, tuvo como respuesta las reiteradas promesas que se suceden desde la Cumbre de París de 2015, pero los tiempos del planeta están lejos del humor político y de la prudencia diplomática.


Si algo bueno se rescata de este cónclave online es la iniciativa del mandatario demócrata luego de que su antecesor, Donald Trump, retirara al país de los esfuerzos internacionales para reducir la contaminación ambiental, siendo que EEUU es el segundo emisor, después de China del letal dióxido de carbono. Este cambio de paradigma, como calificó el primer ministro británico a la cita, le da más fuerza a la idea de llegar a 2030 con la eliminación del 46% de la polución.


China, principal causante de la contaminación asegura otra vez que reducirá gradualmente el uso de carbón entre 2025 y 2030, pero el presidente Xi Jinping de este país líder en tecnología para energías renovables, caso de los paneles solares y aerogeneradores, no dijo nada de que esa producción depende en gran medida del carbón para las usinas eléctricas, como la mayoría de las fábricas del coloso asiático.


También Japón elevó la reducción de sus emisiones a la meta de la cita, mientras soporta la presión empresarial que defiende las políticas energéticas que priorizan al carbón. Pero en todas las declaraciones estuvo ausente el sector privado, donde debe realizarse el cambio de la matriz energética mediante una transformación hacia estructuras verdes sustentables.


Precisamente una encuestadora internacional ha revelado que menos de una de cada cuatro empresas ha decidido cumplir con los objetivos para limitar el calentamiento global, de acuerdo a un seguimiento efectuado entre 2015 y 2019 a unas 700 grandes firmas multinacionales cotizadas en 14 países, entre ellos EEUU, Reino Unido, Japón y Francia. Ninguna publica sus inversiones para mitigar la contaminación.


Para acelerar los esfuerzos climáticos, el presidente francés Emmanuel Macron fue por demás optimista y bajó el horizonte de 2050, del primer pacto, a 2030 para llegar a los 2º por encima de los niveles preindustriales, y si es posible al 1,5º que piden los científicos. Los comentarios huelgan.