Las últimas elecciones presidenciales en Perú pasarán a la historia de la política moderna por un proceso que llevó más de un mes para proclamar el ganador, un tiempo realmente insólito si se tienen en cuenta las herramientas informáticas y administrativas, entre otras, para resolver rápidamente un empate técnico y las impugnaciones que en este caso complicaron la definición.


Finalmente el profesor rural de izquierda y líder sindical, Pedro Castillo, proclamado ganador, asumirá el cargo el próximo miércoles cuando la nación celebre el bicentenario de su independencia, anunciada en una ceremonia solemne por el general José de San Martín, el 28 de julio de 1821, tras el éxito de su campaña libertadora.


Castillo logró imponerse en la segunda vuelta de estas complicadas elecciones a la referente de derecha Keiko Fujimori, que aspiraba a un tercer mandato para el período 2021-2026, cuyos reclamos dilataron el trabajo del Jurado Nacional de Elecciones en trámites que se iniciaron el 9 de junio pasado. Todo conteo terminó con la promesa de Fujimori de reconocer los resultados como manda la Constitución del país.


El líder de Perú Libre ha reiterado que su movimiento no es chavista ni comunista. Son emprendedores y garantizan una economía estable, respetando la propiedad y la inversión privada, y por encima de todo respetando las garantías fundamentales, como el derecho a la salud y la educación. Pero Castillo tiene grandes desafíos por delante, en particular la reconducción de la economía y poner fin a una grave crisis política y social.


Durante la campaña como candidato, y después de las elecciones hasta el balotage, el nuevo presidente ha hecho un esfuerzo para calmar la preocupación del sector financiero y empresario, reafirmando que no ha considerado hacer estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambio ni de precios, ni tampoco prohibir importaciones. Todo esto para tranquilizar a una clase media preocupada por la izquierda en el poder.


Pero el populismo golpea las puertas de la nueva gestión. Muchos peruanos guardan esperanza por haber logrado un Gobierno para las grandes mayorías, de manera que mire a los más olvidados con una economía social que los ampare. Afirman que debieron pasar 200 años para tener por primera vez un presidente campesino maestro, alguien del pueblo que viene de las luchas, en referencia a la huelga docente encabezada por Castillo en 2017.