Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) los incendios de campos en La Pampa, el sur bonaerense y Río Negro, afectaron a más de un millón de hectáreas desde diciembre pasado, mientras se luchaba ayer contra otros focos, aunque controlados.

Casi al mismo tiempo, las inundaciones en Santa Fe y otras zonas afectadas por intensas lluvias arrasan con pueblos y frenan la iniciación de la campaña agrícola.

Los estragos causados por estas catástrofes no tienen un plan de contingencia que reúna y coordine los esfuerzos de las provincias y municipios afectados, mientras esperan la demorada reacción de las autoridades nacionales.

No hay una estrategia con programas que disponga la inmediata movilización de recursos humanos, bien entrenados con los equipos necesarios, los que requieren un presupuesto específico de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

El gobierno santafesino le reclamó a la Nación una actualización de los fondos que envía a las provincias para afrontar catástrofes climáticas, señalando que los 500 millones de pesos para todo el país es una cifra insignificante ante una situación desbordante.

Se sumó a la queja el gobernador pampeano, Carlos Verna, en un comunicado donde revela que el incendio repercutió recién en las últimas horas en el gobierno nacional, sin ofrecer ayuda alguna. Por su parte las entidades rurales como CRA, Coninagro y la Federación Agraria Argentina, reclaman instrumentar medidas de ayuda, fondos y financiamiento para los damnificados.

Este contexto ha dejado al descubierto la falta de obras hídricas, caminos rurales, planes de socorro inmediatos, dotaciones de bomberos y aviones hidrantes, fundamentales para controlar incendios forestales.

De haberse contado con estas aeronaves en el momento preciso, nunca habría avanzado el fuego en forma descontrolada como ocurrió.

Los campos afectados por el fuego tardarán años en recuperarse y la falta de pasturas y forrajes será notoria. Por las inundaciones cayeron las expectativas de cosecha récord, en tanto la cuenca lechera de Santa Fe, ha colapsado en productividad. Es que sin obras de infraestructura ni planes contingentes, todo se descontrola.