Desde 2007 a la fecha, el sector docente de la provincia de Buenos Aires ha tenido una curiosa regularidad en cuanto a los días de paro por año. De acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Educación de la Nación, en promedio los maestros de esa jurisdicción han parado doce días por año, lo que es una cifra bastante considerable ya que si se hace la suma correspondiente, tenemos que durante la última década hubo 120 días en los que no se dictaron clases, es decir un poco más de la mitad de un ciclo lectivo completo de 180 días.


Si bien la década mencionada abarca una gran parte del gobierno kirchnerista, también comprende a la actual gestión, que en un fuerte enfrentamiento con la dirigencia gremial del sector está soportando uno de los peores años en relación al número de paros convocados, fundamentalmente por reclamos salariales y la implementación de paritarias a nivel nacional.


En 2016 hubo seis huelgas y en 2017, veintidós. En lo que va de 2018 suman 30, lo que lo convierte en uno de los años más complicados en cuanto a la pérdida de regularidad escolar.


Todos estos paros se han diferenciado por su nivel de adhesión. La mayoría de los realizados durante 2016 estuvieron ligados a protestas nacionales, con menor impacto en las aulas del interior provincial. Las huelgas de 2017, por su parte, fueron cayendo en su nivel de acatamiento a medida que se prolongaba el conflicto y las de este año están perjudicando seriamente la labor pedagógica en ámbito de la educación pública que no deja de perder alumnos frente a los colegios privados.


Lo más grave de todo es la cantidad de días de clases perdidos que obligará a las autoridades educativas, una vez finalizado el receso escolar de invierno, a implementar algún sistema para la recuperación del tiempo perdido y nivelar a la educación pública con la privada.


Hay zonas de la provincia donde, desde el inicio del ciclo lectivo, prácticamente, no se ha dictado clases.


Sin duda que Buenos Aires es el distrito más afectado por los paros docente. En el resto de las provincias la situación es menos grave, ya que si bien los maestros han participado de paros y huelgas, éstas no han sido tan extensas y han posibilitado que los niños no pierdan tantos días de clases.