Una de las columnas que sostienen a un país es la defensa nacional. Objeto de esta defensa son la soberanía, la riqueza territorial, la identidad, el patrimonio y la población en su conjunto, para lo que hay que estar muy bien equipados. Sin embargo, desde la Guerra de Malvinas hasta la actualidad, las Fuerzas Armadas fueron achicadas hasta su mínima expresión.


Argentina tienen uno de los presupuestos de Defensa más bajos de la región. El país gasta en defensa nacional sólo el 0,9% de su Producto Interno Bruto (PIB), cuando el promedio de la región es 1,6%, el mundial 3% y lo que recomiendan organizaciones especializadas es 2 por ciento. Pero más que la cantidad de recursos que el país destina a defensa (que suma casi US$ 5.000 millones al año), lo que más preocupa es que el 80% de ese presupuesto se va en pagos de salarios. Y el restante 20% va para funcionamiento y mantenimiento. 


Desde el reinicio de la democracia en 1983, el presupuesto militar fue recortado en todas las gestiones de gobierno. Es así como la Fuerza Aérea se quedó sin aviones de combates. Se tuvo que reactivar tres "viejos Skyhawk" para que funcionaran en el desfile del 25 de Mayo del año pasado. También fue público ver cómo el destructor "Santa María" dio vuelta campana estando amarrado en puerto Belgrano. Falta de radarización en todo el país, fronteras abiertas por donde ingresan personas ilegamente, flotas de barcos pesqueros de países robando las riquezas ictícolas. Y así, un rosario de hechos que se suman a las calamidades operativas de las Fuerzas Armadas, impedidas de defender la soberanía nacional. En ese marco, no era imposible que sucediera lo del submarino ARA San Juan, cuya desaparición no es aún clara.


Un país siempre debe tener hipótesis de conflicto. El ejemplo concreto es Chile, que tiene en forma permanente, como hipótesis de conflicto, una guerra contra Argentina, Bolivia y Perú. 


Mientras las Islas Malvinas estén en poder de Gran Bretaña, hay hipótesis de conflicto, lo mismo que con Chile, un aliado de esa potencia europea. 


Durante la primera parte del siglo XX Argentina tuvo una de las Fuerzas Armadas más completas de América Latina. Desde 1990 hubo consenso entre distintos gobiernos de que la Defensa "no era una prioridad del país".


Sin lugar a dudas, Argentina es una nación cuyo pueblo es pacífico y no quiere ninguna guerra. Sin embargo, es cuestión hasta de sentido común tener Fuerzas Armadas con potencial disuasivo para custodiar nuestra soberanía.