La llegada de la expedición española al mando de Cristóbal Colón, el 12 de octubre de 1492 a las Indias, es uno de los acontecimientos más importantes de la historia universal y su recordación es también la más controvertida a través de 500 años de polémicas que lejos de apaciguarse se reactivan desde el sesgado enfoque de la política y la ideología. Todavía hay países que dudan en celebrar, conmemorar, o recordar, bajo una nueva concepción lo que se señaló genéricamente como Día de la Raza, Día de la Hispanidad, o Día del Encuentro de Dos Mundos.

La denominación en Argentina, desde 2010, es muestra de equilibrio como Día del Respecto a la Diversidad Cultural, lejos del radicalizado "Día de la Resistencia Indígena”, como lo estableció Nicaragua, y otras naciones, caso de Cuba, que ignoran directamente la fecha. También se discute el concepto de "descubrimiento de América” porque según los antropólogos este continente fue descubierto por los primeros pobladores, unos 14.000 años antes de la llegada de los españoles y no se lo ve como un intercambio cultural sino el comienzo de la colonización y sometimiento a los nativos.

Quienes relacionan a España con la esclavitud de los pueblos indígenas no pueden negar que la Corona de Castilla dictó en 1512 las llamadas Leyes de Burgos para protección de los nativos y otras normas posteriores de protección, diferenciándose de las colonizaciones inglesa, francesa u holandesa, condenadas por los investigadores. Fueron los movimientos de izquierda los que tomaron el discurso indigenista para denigrar a los colonizadores y a todo el proceso de conquista, llevándolo al reclamo de pedir el perdón y el resarcimiento de España, como hizo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Pero la izquierda dogmática con ayuda de académicos de esa posición es la revisionista de la Conquista al asociarla con el poder económico al vincular al mercantilismo europeo de la época con el actual neoliberalismo, a quien culpa del deterioro social por culpa del capitalismo dominante y el atropello a los derechos humanos. La polémica sigue a través de los tiempos políticos y reaviva conflictos como la reubicación del monumento a Colón, frente a la Casa Rosada a instancia de Hugo Chávez, que no toleró que Argentina perpetuara la figura del "genocida”, según la concepción bolivariana.