Según informó a este medio el director regional del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Enrique Closa, el organismo ha reforzado todos los controles fronterizos del transporte terrestre y aéreo, para prevenir el contagio de gripe aviar que afecta a Chile.

El brote de influenza detectado en un establecimiento chileno de cría de pavos, y extendido a otras zonas, pese a haberse sacrificado a más 350.000 aves, indica gran riesgo por el intenso tránsito turístico de temporada y la posibilidad de ingresar a la Argentina, que está libre de esa enfermedad.

Por ello la recomendación a las personas que pueden contagiarse mediante contacto con la materia fecal o secreciones de las aves, que a su vez contaminan la ropa o los vehículos, aunque no se adquiere por el consumo de carne avícola cocinada. Obviamente, el Senasa advierte también no traer aves vivas y ornamentales, a la vez de alejarse de cualquier establecimiento productor.

Estas previsiones son oportunas, pero no alcanzan para impedir que la gripe llegue al país, según la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), al solicitar al Gobierno nacional que profundice los controles de los camiones que transportan granos desde y hacia Chile con el fin de reforzar las barreras sanitarias dispuestas luego del foco de gripe aviar detectado en territorio trasandino.

El movimiento que preocupa a Capia es el tránsito diario de cientos de camiones que cruzan la cordillera para proveer de granos al sector avícola y pecuario chileno. Si esos camiones estuvieron en una granja con aves infectadas con influenza, pueden traerla a nuestro país, y por ello la necesidad de extremar los controles sanitarios argentinos ante este peligro latente.

Para los expertos, estos controles deben ser muy rigurosos en San Juan, Mendoza y Neuquén, por el mayor tránsito vehicular a Chile, más allá de la oportuna advertencia a los viajeros turísticos.

El ingreso de esta influenza implicaría para la Argentina quedar excluida de las exportaciones avícolas mundiales, con un impacto básico de 40 millones de dólares mensuales, y perder gran parte de la población aviar, aumentando las enormes pérdidas del sector.