La crónica policial de estos días advierte que si bien durante todo el año se estuvieron registrando robos y daños en los edificios escolares, esta actividad se ha intensificado a partir de que alumnos y docentes han dejado de concurrir regularmente a clases. Se considera que la disminución de las actividades escolares ha sido tomada como una señal de que los establecimientos están más vulnerables al cesar la vigilancia que se puede ejercer en plena actividad y con el personal de servicio.

En las últimas semanas varias escuelas de departamentos alejados y zonas aledañas a nuestra ciudad resultaron víctimas de la acción de vándalos que con el propósito de llevarse algunos objetos de valor, como equipos de audio, computadoras, juegos didácticos y, en algunos casos, hasta elementos de un laboratorio, como ocurrió en la Escuela de Comercio, Alfonsina Storni, en Caucete, realizan graves destrozos en el edificio rompiendo vidrios, mampostería y carpintería.

Según los testimonios de los directivos de esas escuelas, la situación es compleja, ya que los esfuerzos que han realizado para contener la delincuencia no han dado los resultados esperados.

En numerosos establecimientos se han colocado alarmas; en otros se contrataron servicios de vigilancia privada o se ha solicitado el apolo de la Policía.

Además varias escuelas han gestionado ante el Ministerio de Educación el aumento del personal portero, pero hasta ahora ninguno de estos recursos han evitado los robos y, consecuentemente, el saqueo y demás destrozos de la infraestructura escolar.

Con la terminación del año y el inicio efectivo del receso educativo, se teme que la actividad delictiva aumente considerablemente, por lo que en forma urgente las autoridades de Educación deberán considerar algún mecanismo apropiado para evitar que los vándalos ingresen a los establecimientos.

El daño que ocasionan es enorme, ya que cada vez que hay un robo se pierden recursos didácticos valiosísimos, que en ocasiones nunca se recuperan. No se debe permitir que la historia se repita y que haya escuelas que cada año pierden el costoso material con que son equipadas.

Es imperiosa la necesidad de controlar esta ola de vandalismo en una forma más efectiva. Atrapar a los ladrones o vándalos es fundamental para poder aplicarle sanciones que desalienten esta actividad, en base a tomar conciencia de que no se debe actuar en perjuicio de la educación de nuestros chicos.