La irrupción de la inteligencia artificial comienza a preocupar en las naciones desarrolladas y la política busca dictar normativas que regulen la interacción social entre seres humanos y autómatas. Parece de ciencia-ficción, pero es una realidad que acaba de resolver el Parlamento Europeo mediante una legislación apuntando al futuro, de manera que los aparatos más avanzados estén equipados con un "botón de la muerte'' que permita desconectarlos si amenazan la vida de las personas. 


Los eurodiputados plantean también la creación de un estatus jurídico específico de la nueva figura de "persona electrónica'' con derechos y obligaciones para aplicar en los robots más sofisticados. La norma de 22 páginas es tan futurista como la cuestión que trata, sin poner obstáculos al avance tecnológico, pero exige que su vertiginoso desarrollo vaya acompañado por una legislación que contemple seguridad, privacidad, integridad, dignidad, autonomía y la propiedad de los sistemas. 


Todo prevé el impacto social en un futuro utilizando vehículos sin conductor, drones, robots industriales, para el cuidado de personas, juguetes y equipos agrícolas autónomos.