Es por todos conocido que tras el terremoto de 1944 San Juan y sus alrededores se fue configurando como una de las ciudades más modernas del país, con un diseño propio que le posibilita tener amplias avenidas, un lógico sentido de circulación de sus calles y veredas que son la admiración de la gente que nos visita de otras provincias que no tuvieron procesos de reconstrucción similares. Pero todos estos factores no están siendo aprovechados como corresponde y, a pesar de que no hace mucho tiempo se implementaron nuevos recorridos para la circulación del transporte público de pasajeros, sacando el recorrido de algunas líneas de las calles céntricas o arterias que podrían resultar complicadas, hay sectores en los que subsisten inconvenientes haciéndose extensivos al resto del tránsito vehicular.

Hay que tener en cuenta que los problemas de tránsito no se limitan solo al radio céntrico, donde hay calles como la Santa Fe por la que se han canalizado una gran cantidad de líneas de colectivos sin considerar que por esta arteria hay numerosas clínicas e institutos médicos; escuelas e institutos de enseñanza y otro tipo de oficinas que suelen necesitar espacio en la vía pública para sus actividades. También hay inconvenientes en las arterias que sirven de acceso a los departamentos del Gran San Juan, especialmente Rivadavia y Rawson. Soluciones implementadas para hacer más fluido el tránsito en horas pico como la construcción de la calle Víctor Nuche, sobre las ex vías del ferrocarril, desde Capital a Rivadavia y viceversa; y el Conector Vial Sur que une Rawson con Capital, si bien constituyen un alivio en determinados momentos, también representan zonas conflictivas en varios de sus tramos, por la forma en que están diseñados. 

Los departamentos Chimbas y Santa Lucía, si bien en los últimos años también han experimentado un sostenido crecimiento demográfico y, consecuentemente del tránsito vehicular, sus puntos más conflictivos se limitan a algunos tramos de la Avenida Libertador, en el caso de Santa Lucía; y de calles como la Tucumán, Mendoza o Salta, que sirven para conectar Capital con Chimbas. En esos sitios el desorden vehicular dificulta la circulación y pone en riesgo a la gente, tanto a los peatones como a los motociclistas y los conductores de automotores.

Los meses de verano, particularmente enero y febrero son apropiados para introducir todas las mejoras en cuanto a la optimización de la circulación. A partir de marzo el tránsito se hace más intenso, por lo que tendría que aprovecharse esta época para incorporar todas aquellas variantes que contribuyan a un tránsito más fluido y seguro.

El área específica de tránsito y transporte de la provincia es la encargada de los recorridos del servicio de ómnibus, pero a los fines de optimizar la circulación por las zonas urbanas también se debe recurrir al aporte de los municipios y de la UNSJ que prepara a expertos en arquitectura e ingeniería que pueden contribuir con un acertado asesoramiento.