La Comisión Ballenera Internacional (CBI), ha vuelto a rechazar la creación de un "santuario” para ballenas en el océano Atlántico, iniciativa frustrada en 2001 y ahora reiterada por Brasil, Argentina, Uruguay, Sudáfrica y Gabón junto con numerosas organizaciones proteccionistas, que llevaron a la asamblea de Zagreb más de un millón firmas de personas avalando la petición.
Para que el santuario o zona de protección total fuera aprobado era necesario el voto del 75% de los 64 miembros de la CBI, pero sólo 35 países apoyaron la propuesta (54,6%) no obstante que la mayoría de los participantes y la opinión pública creen que un santuario ballenero es la mejor forma de proteger a las especies perseguidas. Quienes se opusieron fueron las naciones que lucran con la caza argumentando "fines científicos” aunque esta patraña ha sido rebatida por la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en el caso de Japón, al determinar en 2014 los abusos cometidos.
Precisamente la depredación japonesa es la más alarmante, aunque también hay licencias de caza aborigen de subsistencia concedidas a comunidades de Norteamérica, Rusia, Groenlandia y las islas caribeñas de San Vicente y las Granadinas, que las violan con fines comerciales. Sólo Eslovenia, que comparte el rechazo de la Unión Europea a la caza de ballenas, defiende la excepción de la caza aborigen de subsistencia.
El santuario tiene su razón de ser: el 71% de tres millones de ballenas cazadas entre 1900 y 1999 perecieron precisamente en las aguas del hemisferio sur. Desde 1985, según los últimos datos de CBI, se capturaron 16.235 ballenas con "fines científicos”, 24.381 por intereses comerciales y 10.139 fueron abatidas con licencias de caza aborigen.
