Las elecciones presidenciales en Ecuador han despertado expectativa internacional por la complejidad que rodea a la segunda vuelta frente a las duras posiciones de los principales candidatos a suceder al impopular Lenín Moreno, quien concluirá su mandato de cuatro años el 24 de mayo venidero. Ante la denuncia de un presunto fraude, las Naciones Unidas pidió al Consejo Nacional Electoral asegure los plazos comiciales para el balotaje del 11 de abril próximo para lo cual se había llegado a un acuerdo para el recuento de unos 6 millones de votos, un 45% de los electores, del récord histórico de 16 candidatos.


El economista de izquierda Andrés Arauz, de 36 años y delfín del exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017) ganó con el 32,71% de los votos en la primera vuelta del pasado domingo 7, pero no le alcanzaron para proclamarse presidente y comenzó la disputa por el segundo lugar entre el exbanquero de derecha Guillermo Lasso con el 19,74% de los sufragios, frente al líder indigenista de izquierda y abogado Yaku Pérez.


Se generaron las denuncias cruzadas frente a lo que algunos calificaban de "empate técnico'' figura que las autoridades debían considerar, hasta de fraude en el conteo preliminar para marginarlo, según Pérez, y ante los cruces y polémicas se resolvió zanjar la disputa política con un recuento de la mitad de votos en 16 provincias de las 24 que forman el país. Todo esto ante el Consejo electoral y los observadores internacionales, con lo cual se aquietarían las aguas.


Pero el último domingo Lasso echó marcha atrás en su postura sobre el recuento de votos acordado 48 horas antes y conminó a la autoridad electoral a dejar en firme los resultados que hasta ahora le dan una ligera ventaja para acceder al balotaje. De otra manera dijo que no sólo sería injusto sino ilegal y hasta delictivo porque presumiría la comisión de uno o varios delitos, y hasta llegar a la nulidad de todo el proceso. Pero nada dice del porqué se deberían considerar los resultados de todos los 16 candidatos de esta polémica elección que ahora se debate en la discusión.


La política partidaria cargada de ideologías que han dado a Ecuador modelos de gobiernos rechazados sistemáticamente por la mayoría de la ciudadanía, como consecuencias de resultados nefastos reflejados en el retroceso del crecimiento del país en las últimas décadas, hace resurgir enfrentamientos que debieron calmarse en esta elección.