En la lucha contra la criminalidad informática, el avance de la tecnología de las comunicaciones predice que la evidencia física va a ser reemplazada en la Justicia por la prueba digital, que toma una distancia cada vez mayor de los códigos procesales vigentes, todavía ajustados a normas sustentadas en la evidencia material.

Esto explica la dificultad de los investigadores para desmantelar la captación de chicos a través de las redes sociales y en las tareas de prevención de abusos y la difusión de pornografía infantil. Los teléfonos celulares son pieza clave para contactar a los menores, tanto en las redes o mediante la comunicación personal directa entre los chicos, tal como se originaban los abusos sexuales en las divisiones inferiores de los clubes Independiente y River Plate, descubiertos recientemente.

A pesar de los escándalos de pedofilia y la amplia cobertura mediática, la prevalencia de denuncias todavía es muy baja, según un informe de la Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia de la Nación. Las denuncias en la Justicia Federal no superan el 0,4% y a nivel de la Justicia ordinaria todavía es menor, un 0,02 por ciento.

Es que el delito informático es muy complejo de resolver ya que tanto en nuestro país, como en el resto del mundo, tiene una amplia cifra oculta. La mayoría de estas conductas no llegan a los tribunales porque plantean interrogantes que demandan más resoluciones técnicas y administrativas que judiciales, dicen los especialistas en cibercriminalogía.

Esta era digital ha facilitado como nunca a los pedófilos contactar a menores y compartir imágenes de abusos online, ya que luego de establecer un vínculo de confianza con las víctimas potenciales todo puede terminar en un encuentro o en un abuso sexual. La estructura de captación gira en torno a plataformas como Whatsapp, que son más privadas y muy utilizadas por los menores, lo que dificulta aún más la tarea de los investigadores. Otros vínculos preferidos por los chicos son Instagram, Snapchat o Musical.ly, donde incursionan fácilmente los pedófilos.

Ante este panorama, los padres y los adultos en general, deben extremar los resguardos en el manejo de dispositivos digitales por parte de los menores, mientras la Justicia avanza en el laberinto tecnológico de la informática en procura de la evidencia digital.