El extravagante magnate neoyorkino Donald Trump, conocido mundialmente por sus negocios inmobiliarios, los reality show y su pomposa vida mundana, asumirá mañana como el 45º presidente de los Estados Unidos, rodeado por un impresionante operativo de seguridad para asegurar el éxito de una ceremonia que costaría 90 millones de dólares. 


Washington espera a invitados de todo el mundo, a republicanos que celebran el retorno al poder, y también manifestantes de la "resistencia" en pie de guerra desde el triunfo del inesperado mandatario, carente de experiencia política, según sus detractores.  


Trump se apresta a iniciar uno de los gobiernos más polémicos de la historia de la nación más poderosa de la tierra, con una ciudadanía temerosa por sus expresiones xenófobas, en medio de un clima de tensión con China y el aparente vínculo con Rusia que le facilitó el acceso a la Casa Blanca. 


Si bien reina la incertidumbre, porque el propio Trump busca sorprender con actitudes erráticas e impredecibles, los analistas internacionales estiman que va a continuar con la política de sus antecesores republicanos, Ronald Reagan y George W. Bush, enfrentados a todo lo que sea multilateral como la OTAN y hasta las Naciones Unidas. 
Para muchos es el centro de las lamentaciones por el retroceso que implica, después de tener en la Casa Blanca a Barack Obama, el primer mandatario negro que se caracterizó por dejar atrás las aventuras belicistas de George W. Bush, trazar acuerdos regionales de integración económica y el histórico acercamiento a Cuba. 


Obama se va con alta aceptación popular tras dos mandatos y deja un legado como la reforma sanitaria, que establece la obligatoriedad de contar con un seguro médico. Ha sido el mayor logro a nivel interno, beneficiado a más de 20 millones de ciudadanos, pero que Trump promete eliminar.  


Frente a las bravuconadas del nuevo presidente, Obama mantiene un tono conciliador y ha pedido a los estadounidenses y al resto del mundo que den una oportunidad a su sucesor. Pero también dejó en claro que como ciudadano que se preocupa profundamente por su país, no se quedará callado y saldrá en defensa de los valores e ideales nacionales si están amenazados por Trump.