La escalada comercial de Estados Unidos que enfrenta a China con negociaciones complicadas, abrió otro frente de batalla de Donald Trump contra la Unión Europea que busca negociar un pacto para calmar la ira del magnate norteamericano por la demora en concretarse el Brexit, una prórroga que complica a Gran Bretaña hasta el 31 de octubre venidero.


Pero el complicado equilibrio comercial que deben hacer los socios europeos en la relación con Trump tiene tensiones por las políticas fiscales y financieras, de uno y otro lado, para beneficiar a determinados sectores, donde interviene también la Organización Mundial de Comercio, que acusa a EEUU de otorgar exenciones fiscales a Boeing, como respuesta a las subvenciones de la UE a la competidora Airbus.


A pesar de la ilegalidad del perdón impositivo al coloso aeronáutico, EEUU ha redoblado la apuesta defensiva afirmando que el apoyo fiscal a Boeing no es remotamente comparable a los subsidios que recibe Airbus, y ya tiene definida una lista de bienes importados de Europa que va a sancionar con aranceles adicionales. Washington dice que se va a resarcir de la pérdida de 11.000 millones de dólares anuales por importaciones europeas.


Si esos aranceles entran en vigor no sólo afectarán a la industria aeronáutica sino también a productos alimenticios y de consumo masivo, con la posibilidad de avanzar hacia los automóviles europeos un sector en el que Trump se escuda en el polémico argumento de que las importaciones industriales y de de vehículos constituyen una "amenaza a la seguridad nacional''.


La actitud desafiante de Trump lleva un año de amenazas con declaraciones destempladas pero ahora se agrava con el ataque a los sectores automovilístico y alimentario. Por ello la Comisión Europea apura un entendimiento con Washington para frenar la embestida, pero si se ataca a los autos, Bruselas suspenderá las negociaciones y se verá obligada a adoptar represalias, según afirman los 27 representantes.


Esta intemperancia por ahora es política mientras se apura la estrategia contra las actitudes desafiantes de Trump, pero también afloraron internas en la comunidad, como la reticencia de Francia, que no acepta firmar un pacto con un país que no cumple con los Acuerdos de París. Es decir el portazo ambiental de EEUU de la mano de Trump. Esta guerra comercial entre socios, recién comienza.