En una reunión que se caracterizará por ser breve, pero también muy esperada en la ciudad del Vaticano, el papa Francisco recibirá hoy al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El encuentro está previsto para las 8,30, antes de que el Sumo Pontífice celebre su tradicional saludo semanal a los peregrinos en la plaza San Pedro. 


Para hacer posible este ajustado cronograma el presidente estadounidense no ingresará al Vaticano, como es costumbre por la Plaza San Pedro, sino que llegará en helicóptero o en un automóvil por un acceso lateral, de acuerdo a las previsiones de la seguridad. El mandatario estará acompañado por la primera dama Melania y después del encuentro oficial con Francisco, se reunirá con el Secretario de Estado Pietro Parolín. Luego visitará la Capilla Sixtina y la basílica de San Pedro, antes de trasladarse hasta la sede del gobierno de Italia donde se reunirá con el presidente Sergio Mattarella y con el primer ministro Paolo Gentiloni. 


De esta forma el magnate se sumará a la lista de presidentes norteamericanos que han llegado al Vaticano desde Woodrow Wilson, que hace casi 100 años, en 1919 visitó a Benedicto XV cuando la Santa Sede todavía no era Estado independiente. El siguiente fue Dwight D. Eisenhower, que 40 años después se reunió con Juan XXIII y más tarde John F. Kennedy, el único presidente católico, estuvo con Pablo VI en 1963.  


La historia de encuentros papales con presidentes de EEUU incluye a Pablo VI con Lyndon B. Johnson, en 1965 en Nueva York, pero Juan Pablo II fue el primer Papa que visitó la Casa Blanca, recibido por Jimmy Carter en 1979. A lo largo de su pontificado mantuvo 15 encuentros con presidentes norteamericanos. Bill Clinton y los dos Bush estuvieron en el funeral en el Vaticano.  


En 2008, Benedicto XVI visitó la Casa Blanca y en julio de 2009 Barack Obama fue por primera vez al Vaticano. Regresó en 2014, para reunirse con Francisco, quien un año después le devolvió la visita en Washington.  


El balance de estos casi 100 años de encuentros es que aunque los presidentes de EEUU y los papas no siempre han estado de acuerdo, aunque las buenas relaciones han resultado muy útiles para ambas partes.