Desde el inicio de la pandemia, el turismo religioso de nuestra provincia ha sido uno de los sectores que más ha sufrido las consecuencias de las restricciones, al haber estado varios meses sin ningún tipo de actividad. Esto ha incidido gravemente en la situación económica y financiera de los concesionarios de puestos de venta en los principales centros religiosos de San Juan, ya que durante este período las visitas tanto de creyentes, turistas o público en general han estado muy limitadas. 

En esta provincia, el turismo religioso es una actividad que mueve a mucha gente, en distintos ámbitos, durante todo el año al no depender de las condiciones climáticas ni de otras variables. Para tener una idea, solamente el paraje Vallecito del departamento Caucete, donde está el oratorio de la Difunta Correa, recibía todos los años, antes de la pandemia, más de un millón de personas, la mayor parte durante Semana Santa al ser uno de los centros religiosos más convocantes del país. También en Caucete, en Bermejo, está la capilla de San Expedito. En este lugar hay una gran cantidad de vendedores que han estado trabajando de manera intermitente y que esperan ansiosamente la vuelta a la normalidad.

Otros centros religiosos que reúnen características similares a los ya expuestos se localizan en los departamentos cordilleranos de Iglesia y Calingasta con la Capilla de Achango, la de Tudcum y Las Flores, en el primero, y la Iglesia de Jesús de la Buena Esperanza, en Barreal, Calingasta. A estos sitios se suma la Iglesia de San Antonio de Padua, en Sarmiento y el monumento a Ceferino Namuncurá, en San Martín. Caucete también cuenta con otros lugares aptos para el turismo religioso como la Virgen de la Paz, en el cerro Pie de Palo. Este atractivo se complementa con una serie de grutas y oratorios que están sobre Ruta 20 y luego sobre la 141. ‘El finadito pelado” Caputo y el Angelito son algunos de los oratorios con los que se podría conformar un circuito turístico de características especiales.

Pero ahora todos los esfuerzos deberán estar centrados a una tarea básica como es la búsqueda de la forma de sostener a todos esos puesteros y concesionarios de negocios que por meses no han registrado ingresos. 

Antes de finalizar el año pasado, la ministra de Turismo y Cultura de la provincia acordó con algunos intendentes municipales la necesidad de promover medidas que lleven alivio al sector. Contemplaciones impositivas y de obligaciones comerciales surgieron como las más necesarias, pero también hay otras ayudas como líneas de crédito o préstamos que deberán implementarse para el sector salga a flote de la complicada situación en que se encuentra.