El poco control de los ómnibus y utilitarios que se utilizan para el traslado de trabajadores o excursiones admitido por el subsecretario de Tránsito y Transporte de la provincia, hace que cada día nos expongamos a una suerte de "ruleta rusa", al no poder determinar en qué estado real se encuentran las unidades en circulación.


El accidente ocurrido en Mendoza por un colectivo proveniente de Buenos Aires, que transportaba chicos de una academia de danzas, y que tuvo como saldo 15 muertos, fue el disparador para conocer cuál es la situación en nuestra provincia respecto de la habilitación de ese tipo de transporte. Se llegó a la conclusión de que los controles son muy exiguos y que hay una gran cantidad de ómnibus y utilitarios que no cuentan con la habilitación correspondiente, aprovechando la poca disponibilidad de inspectores que tiene la repartición oficial encargada de los controles. Otra de las causas que promueven esta transgresión es la posibilidad que tienen estos servicios especiales de que los pasajeros puedan abordar el colectivo en cualquier lugar, sin la obligatoriedad de hacerlo en una estación terminal de ómnibus, ya sea la que funciona a nivel provincial o en los departamentos. Esto les permite evadir controles referidos al estado de los rodados y de la habilitación de los conductores, los que deben contar con la licencia profesional para poder realizar esos viajes.


Muchos de los colectivos que prestan servicios especiales y que están en circulación, hace años que no pasan por una planta verificadora para tramitar la RTO o la CNRT, habilitaciones vigentes a nivel provincial y nacional. Esto puede comprobarse fácilmente al observar unidades transitando en un estado calamitoso o con faltantes de vidrios, luces reglamentarias o parte de la carrocería.


Si bien es cierto que los usuarios o contratantes de un servicio de estas características son los primeros que deben controlar el estado del colectivo, es el Estado el que debe velar porque las disposiciones se cumplan.


Está comprobado que hay municipios que contratan transporte de pasajeros sin exigir que la unidad se encuentre en óptimo estado para la circulación, lo que representa una costumbre muy peligrosa, que deberá revertirse a la brevedad.