Tras el alarmante aumento del consumo de energía que ha tenido el sector del transporte automotor de cargas en la Argentina y el resto de la Región Latinoamericana, que pasó de los 197 millones de toneladas equivalentes al petróleo (mtep) en 2020, a los 217 mtep al cierre del 2022, con un aumento equivalente a un 10,1%, la industria logística ha iniciado una fase de transformación sin precedentes, con significativos cambios tanto en sectores tradicionales del petróleo y el gas como en las fuentes de energía renovables, que representan las energías limpias. Aunque para este sector es, tal vez, más importante mantener un equilibrio entre ambas formas de energía, ya que todavía depende en gran medida de las dos, sin poder prescindir de ninguna de ellas.

Pero para el transporte automotor de cargas hay otro objetivo también muy importante y es el de dejar de ser el sector que más consume energía en la región, implementando diversas soluciones desde un mayor uso del gas; de los biocombustibles y hasta la posibilidad de promover los impulsores eléctricos, un tanto más lejana por ahora.

Si bien es un hecho el tema de que se está avanzando hacia un proceso de sostenibilidad en materia energética todavía, el transporte de cargas o logística se plantea, por ahora, el desafío de encontrar un equilibrio en este nuevo paradigma energético debido a que aún no ha adoptado al 100% las energías renovables, a consecuencia de una serie de factores que incluyen la disponibilidad limitada de infraestructura y el alto costo de inversión inicial en tecnologías verdes.

Este planteo tiene un profundo impacto en el funcionamiento del transporte automotor de cargas, ya que entra en juego la importancia de priorizar el uso de energías renovables en función a que un elevado porcentaje del parque automotor, calculado en nuestro país en unos 283.000 camiones y tractocamiones, sigue usando energías tradicionales, según datos proporcionados por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade). Esta entidad acaba de publicar un informe en el que revela que el sector de transporte es donde más se consume energía en la región.

Es un hecho que la importancia de priorizar el uso de energías renovables en América latina no puede subestimarse. La región enfrenta desafíos únicos relacionados con la sostenibilidad que incluye la necesidad de atender las crecientes demandas energéticas a medida que la economía crece y al mismo tiempo reducir las emisiones de carbono. La adopción de energías limpias en el sector logístico es fundamental para mitigar el impacto ambiental y contribuir a los esfuerzos globales para combatir el cambio climático.

Se conoce que a largo plazo el transporte de cargas tiene como objetivo reducir su dependencia de los combustibles fósiles y adoptar energías renovables de manera más amplia. Esto implica la inversión en infraestructura de carga para vehículos eléctricos, fomentar la innovación en tecnologías limpias y la colaboración con proveedores de energía renovable.