Un giro positivo en las relaciones con Londres
El reconocimiento de la disputa de la soberanía de las Malvinas por parte del embajador Mark Kent puede ser el comienzo de un nuevo entendimiento bilateral con intereses recíprocos.
El reconocimiento de la disputa de la soberanía de las Malvinas por parte del embajador Mark Kent puede ser el comienzo de un nuevo entendimiento bilateral con intereses recíprocos.
El sinceramiento del embajador del Reino Unido en la Argentina, Mark Kent, al reconocer la existencia de la disputa de la soberanía que mantienen ambas naciones por las Islas Malvinas, las Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, da cuenta de un giro de 180 grados en la posición de Londres frente a los derechos territoriales argentinos en el Atlántico Sur. Las declaraciones del diplomático inglés a un matutino porteño aceptan implícitamente la convocatoria de las Naciones Unidas para que ambas partes alcancen una solución en el histórico reclamo de nuestro país.
Las resoluciones de la ONU, a través de su Comité de Descolonización, recuerda todos los años la necesidad de llegar a un acuerdo bilateral sobre la soberanía de las islas, recibiendo la misma negativa británica argumentando la autodeterminación de los habitantes del archipiélago de permanecer bajo el dominio inglés. Tampoco Londres ha observado la primera cláusula transitoria de nuestra Constitución Nacional que garantiza velar por el respeto a los intereses y modo de vida de los pobladores de Malvinas, en su búsqueda de negociar una solución en la disputa por la soberanía.
Sin embargo ahora el embajador Kent, en una espontánea declaración, reconoce la realidad de la soberanía y la importancia de avanzar en un diálogo más serio, sincero, efectivo, equilibrado y de buena fe del que mantienen los dos países desde el acuerdo Foradori-Duncan, de 2016. Es meritorio también papel de nuestra Cancillería para acercar a las partes.
Si no estamos ante falsas expectativas -las palabras de un embajador son cuidadosas- la cuestión Malvinas podría retrotraerse más de medio siglo, cuando ambos países reconocían la disputa de la soberanía, como lo dicen las resoluciones de la ONU y la comunidad internacional. Actualmente existen otros intereses, como la pesca y los hidrocarburos, para una asistencia recíproca y otra geopolítica en el plano internacional.
La experiencia en Malvinas, durante la década del 70, indica que la cooperación puede existir sin olvidar la soberanía. Hubo becas estudiantiles para los isleños, envío de docentes, vuelos de la estatal LADE, la construcción de un aeropuerto por parte de la Fuerza Aérea Argentina, una planta de YPF para abastecer de combustible líquido, y suministro de Gas del Estado. Y se dio asistencia médica gratuita a los isleños en el Hospital Británico de Buenos Aires.