Todavía hay muchas dudas sobre los acontecimientos iniciados el martes último en Venezuela ante el llamado del presidente encargado, Juan Guaidó, de salir a las calles para poner fin a la dictadura de Nicolás Maduro y sus graves consecuencias políticas y sociales. Pasará tiempo para que los protagonistas y los observadores de los hechos lleguen a una conclusión acerca de los riesgos corridos en la "ofensiva final'', como llamaron los opositores a este intento de derrocar al gobierno chavista.


El anhelado objetivo de contar con el apoyo de las Fuerzas Armadas para terminar con la Revolución Bolivariana fue por demás optimista. La supuesta rebelión militar sólo fue de un grupo de 40 efectivos carente de mando como para movilizar cuarteles, de los cuales 25 terminaron pidiendo asilo en la embajada de Brasil en Caracas. Hubo exceso de optimismo y alto riesgo para Guaidó, al montar un estrado frente a la base aérea de La Carlota, con la esperanza de encontrar lealtad en el interior, que no tuvo.


También llamó la atención que el libertado Leopoldo López, el emblemático opositor encarcelado por el régimen, no se quedara junto a Guardó y pidiera asilo en la Embajada de España no obstante el indulto que recibiera del gobierno. Es que en general no se concretaron los apoyos esperados de diferentes sectores venezolanos y hubo una confusión que alimentó la inacción militar en apoyo a los opositores. Las versiones surgidas de la Casa Blanca de una salida de Maduro con honor para refugiarse en Cuba y ciertas garantías para funcionarios chavistas, frenaron las expectativas que acapararon la atención del mundo.


Otras especulaciones giran en torno a una maniobra apresurada de Guaidó, al adelantar la llamada "Operación Libertad'' a fin de anticiparse a las prohibiciones del gobierno a las manifestaciones del 1 de mayo enviando efectivos a las calles. Y cualquier intento del presidente encargado de alterar el orden iba a terminar con el encarcelamiento de propio Guaidó, sostienen los analistas políticos locales.


De todas maneras estos acontecimientos revelan que nunca hubo en la historia de la Revolución Bolivariana una oportunidad real para un cambio de poder. La oposición aspira a ser una alternativa democrática y muchos sectores de las Fuerzas Armadas anhelan eso aunque no estuvieron dadas las condiciones. Hay que recordar que la esencia política venezolana pasa por el papel de los militares, como lo demostró Hugo Chávez, y en esta coyuntura debería trabajar más la oposición para alcanzar el cambio que revierta la crisis que hunde a Venezuela.