Tanto para la campaña electoral que acaba de comenzar, como para el futuro de nuestro país, lo peor que puede ocurrir es que las fuerzas políticas que participan de la compulsa, no sean capaz de admitir la gravedad de la situación actual y, por el contrario, traten de justificar absurdamente, que la clase política no es culpable del oscuro momento que afronta la Nación. Resulta inadmisible que entre los aspirantes a ocupar algún escaño del Congreso Nacional, o de dirigentes políticos que buscan no perder protagonismo, haya personas capaces de crear un discurso que evidentemente no se ajusta a la realidad, que es engañoso y que pretende, una vez más, confundir a la gente, con falsas interpretaciones que lo único que hacen es distorsionar la realidad.


Los dichos de la candidata kirchnerista Fernanda Vallejos, en el inicio de esta etapa, demuestran hasta qué punto algunos políticos son capaces de recurrir a incongruencias con tal de defender una posición, ideología, o a miembros de su estructura partidaria. La dirigente se animó a decir que la transparencia estaba en el gobierno anterior y que la corrupción es un invento de los medios, como si la realidad que le tocó vivir a la Argentina en las últimas décadas no fue contundente como para generar las imputaciones y procesamientos de exfuncionarios que obran en la justicia.


Por otra parte, la enérgica defensa de Vallejos al exvicepresidente Amado Boudou, es otra de las actitudes que intentan reivindicar un pasado que ya ha recibido una condena moral por parte de la población, y que espera el pronunciamiento de la justicia.


Si bien la propia estructura de Unidad Ciudadana, que comanda Cristina Kirchner, no avaló las expresiones de la economista, es indudable que son un reflejo de lo más profundo del sentimiento kirchnerista, que ahora ve la conveniencia de que el tema de la corrupción no se ponga sobre la mesa.


La sensatez que el electorado está reclamando a cada una de las fuerzas políticas que intervendrán en las próximas elecciones legislativas, incluye muestras de honestidad, capacidad y sobre todo respeto por la gente que ya está cansada de que pretendan engañarla una vez más.