Esta Navidad será muy diferente a otras tantas que fueron celebradas anteriormente, no sólo por las disposiciones y protocolos que se aconseja cumplir durante las tradicionales reuniones de Nochebuena y del día veinticinco, sino también por la mezcla de sentimientos que la gente tiene en estos momentos, que le impiden vivir esta fecha como estaba acostumbrado a hacerlo. A causa de la pandemia del Covid-19 hay emociones y sentimientos que estarán contenidos, sabiendo que hay mucha gente que padece la enfermedad y otros tantos que han fallecido y que no estarán presentes en este momento tan significativo. Lo importante es que más allá de estos imponderables la Navidad debe ser celebrada por lo que significa. La recordación del nacimiento de Cristo es un acontecimiento único que todos los años nos renueva la esperanza de vivir en un mundo de justicia y paz. En ese sentido es necesario no perder la esperanza de que este estado de confusión pasará para dar lugar a una nueva etapa en que la fe ocupará un lugar preponderante en la vida de los hombres.
Es un hecho que la humanidad transita por uno de los momentos más difíciles de su historia. Todas las naciones del mundo afrontan los problemas sociales y económicos propios de una pandemia que se ha extendido sin ningún tipo de contemplación. Esto es lo que ha provocado que ahora la gente se encuentre en un estado de confusión e incertidumbre que altera su tranquilidad espiritual. Celebrar la Navidad en este contexto implica la necesidad de tomar conciencia de que estamos ante una fiesta que hoy más que nunca debe ser muy austera, pero con mucha fe y amor.
Volver al origen de esta celebración en el humilde pesebre de Belén, puede llegar a ser la clave del auténtico sentido que hay que darle a este festejo. La actual situación invita a que la recordación se haga de otra manera, prevaleciendo o rescatando aquellos valores que han estado peligrando en los últimos tiempos. Ahora no sólo será importante la comida que haya sobre cada una de las mesas, sino quiénes estén alrededor de esa mesa navideña, que en muchos casos estarán incompletas. El número de comensales podrá estar limitado, pero lo importante será que quienes participen del tradicional brindis de la medianoche estén imbuidos de los principios de amor, solidaridad y respeto que deben prevalecer en todo cristiano.
