Más allá de que las grandes inversiones realizadas este año en Vaca Muerta -el yacimiento de gas y petróleo no convencional surgido de una formación geológica de shale situada en Neuquén- están orientadas a la extracción de petróleo, la posibilidad de aprovechar el gas que se obtiene simultáneamente hizo que el Gobierno nacional se plantear el objetivo de construir un gasoducto que será clave en el desarrollo de la cuenca y del país, al posibilitar una reducción del costo del transporte de este combustible y mejorar las condiciones de comercialización tanto internas como externas.


De no mediar mayores contratiempos la obra sería adjudicada, al mejor precio, en las próximas semanas y, de acuerdo a lo previsto se terminaría en mayor de 2021. La primera etapa abarcará desde Vaca Muerta hasta Salliqueló, a unos 550 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, y tendrá un costo de u$s 800 millones. Una segunda etapa, programada para más adelante, posibilitará que el gasoducto llegue hasta San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires, para conectarse con un punto de la Transportadora de Gas del Sur (TGS), totalizando una inversión de U$S 2.000 millones.


Este gasoducto permitirá una mayor salida para el gas neuquino, lo que es muy importante ya que Vaca Muerta está logrando niveles de producción superiores a los que el país necesita. Se ha comprobado que entre octubre y abril los productores se ven obligados a disminuir su actividad debido a que consiguen mayores volúmenes de gas de los que pueden comercializar por distintas complicaciones, entre ellas las del traslado.


Uno de los logros alcanzado dentro de este esquema fue el de vender gas a Chile, pero no se ha podio seguir incrementando esta práctica por carecer de medios para transportar mayores volúmenes.


Otra de las ventajas que proporcionará la posibilidad de sacar el gas de Vaca Muerta es el de reemplazar contratos que la Argentina había realizado con otros países como Bolivia. Con esa Nación acordó que durante un período que va desde 2006 hasta 2026 nuestro país compraría gas a un precio de U$S 3,70 por millón de BTU, monto que se espera reducir considerablemente.


Son muchos los beneficios que el gasoducto aportará al país, dejando en evidencia que obras de estas características son fundamentales para consolidar el desarrollo energético que nuestra nación está esperando. Asegurar su concreción es tarea de todos, especialmente de las nuevas autoridades que pueda tener el país durante el próximo período constitucional.