Si bien ningún organismo pertinente a nivel provincial o municipal cuenta con un censo o relevamiento de la cantidad y el estado del arbolado público, es fácil advertir que en la vía pública o en plazas y espacios verdes hay una gran cantidad de árboles en malas condiciones sanitarias que requieren de urgentes medidas para intentar salvarlos. Basta con realizar una recorrida por las calles céntricas de la ciudad de San Juan o por los departamentos del Gran San Juan para observar el mal estado de muchos ejemplares que han sufrido en los últimos años la falta de un adecuado riego y del cuidado que se le debe proporcionar a todo ejemplar, especialmente en los primeros años después de que ha sido plantado. El "estrés hídrico'' que sufren actualmente el 80% de los árboles es un problema que costará solucionarlo en una temporada en la que el riego será dificultoso por la escasez de agua proveniente de los deshielos de la alta cordillera y el mal estado en que se encuentra la red de riego secundaria en muchos barrios o villas. Hay que tener en cuenta que hay sectores donde las acequias regadoras no existen, ya sea porque no se las ha realizado como corresponde o porque con el paso del tiempo fueron desapareciendo. En esos casos numerosos árboles se fueron secando o han logrado subsistir gracias a los frentistas que los riegan con baldes o mangueras. 


La suspensión de los habituales trabajos de poda dispuesta por la Secretaría de Ambiente y Recursos Sustentables de la provincia tiene como propósito aprovechar el proceso de recuperación natural que se ha dado en la flora y la fauna durante el período de pandemia. La consigna es no tocar los árboles o hacerlo lo menos posible para que en una forma natural logren una recuperación integral y vuelvan a lucir su verde de la mejora forma posible, después de años de haber sido maltratados con raleos o podas de despeje realizadas por personas poco idóneas asignadas por empresas contratistas a las que se les suele concesionar estos trabajos.


Se espera que después de esta etapa de recuperación, los árboles que están en mal estado mejoren su estado y que donde hay faltantes se planten nuevos ejemplares de tal forma de ir completando la forestación que en muchos casos se ve interrumpida por no haber repuesto cada árbol con problemas para crecer y desarrollarse.


Para alcanzar este objetivo de recuperar la arboleda pública se requiere que los organismos pertinentes del Estado provincial, municipios y miembros de la comunidad colaboren cada uno en lo que le corresponde, fundamentalmente siendo custodios de cada ejemplar para evitar el abandono o los daños que se cometen contra este recurso natural.