Durante la tensa sesión de la Cámara de Diputados de la Nación, en la que obtuvo media sanción el proyecto de Ley de Presupuesto 2019, los legisladores opositores se comportaron de la misma forma que en diciembre último cuando el Congreso trató la polémica Ley de reforma previsional. Es decir intentaron que los disturbios que se produjeron en los alrededores del Congreso Nacional se trasladaran a la sala de sesiones, en un vergonzoso intento por frenar el debate y hacer que este se suspendiera, uno de los principales objetivos planteados por la oposición.


Los promotores de esta maniobra fueron nuevamente los diputados K y los troquistas o de izquierda, con la ayuda del flamante interbloque separado del Frente Renovador que integran Felipe Solá, Facundo Moyano y Victoria Donda. Esta última fue motivadora de una auténtica provocación como llevar al recinto una gigantografía de la titular del FMI, Christine Lagarde. También hubo otros diputados que se encargaron de colocar banderas de Estados Unidos en las distintas bancadas.


El bochornoso forcejeo en el que intervinieron los diputados Daniel Filmus y Nicolás Massot, fue el episodio que puso en evidencia el escaso nivel que tienen algunos legisladores para desempeñar su función. Con ésto dieron muestras de una total carencia de capacidad para discutir civilizadamente temas que son importantes para el país, haciendo prevalecer la fuerza por sobre el entendimiento.


A todos estos hechos se suma la incomprensible actitud asumida por un grupo de legisladores que en plena sesión salieron a la calle a intentar detener un camión hidrante de la policía que participaba del operativo de contención de manifestantes que pretendían tomar el Congreso.


Lo ocurrido este miércoles demuestra una vez más que hay sectores que no soportan la idea de aceptar democráticamente una derrota política y que son capaces de actuar de cualquier forma con el propósito de obstaculizar el normal funcionamiento de las instituciones.


Discutir un tema y oponerse con argumentos propios es algo que es natural dentro del sistema democrático, sin embargo promover disturbios y alentar agresiones está fuera de toda lógica y pone en evidencia que hay legisladores que no merecen esa investidura, la que tendría que ser sinónimo de respeto por el dicenso y por la opinión de los otros.


Sin ninguna duda este Congreso Nacional pasará a la historia como una de las instituciones de la democracia que menos respeto ha demostrado por las leyes y en el que los disturbios y las agresiones son moneda corriente en cada una de las discusiones legislativas que se plantean. Realmente vergonzoso.