Pese a que en febrero del año pasado el Consejo de Seguridad Interior aprobó el protocolo para manifestaciones públicas con el objetivo de ordenar las protestas, especialmente los piquetes en la vía pública, en estas últimas semanas el presidente Macri tuvo que salir a pedirle al jefe del Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, un plan para limitar las protestas que sea más efectivo y de aplicación concreta. 


La idea es que este nuevo programa de gobierno esté listo para dentro de un par de semanas y que sea más contundente que el protocolo anti piquetes que, como ha quedado demostrado, no tuvo hasta ahora el resultado esperado. Los cortes de calles por manifestaciones sociales se han sucedido uno tras otro y amenazan con continuar, dificultando al resto de la comunidad el ritmo normal de sus actividades. 


Según ha trascendido de medios oficiales, el plan se está elaborando en el más absoluto hermetismo, ya que incluiría duras medidas para contener las protestas que se prevén para los próximos meses, a medida que se avance en el calendario electoral. La tarea se haría en forma coordinada entre las fuerzas de seguridad con jurisdicción en la ciudad y las que pertenecen al Ministerio de Seguridad de la Nación, que se encargarían de controlar las rutas nacionales. 


El Gobierno Nacional entiende que ha perdido el control de las manifestaciones públicas y que si no se efectiviza una acción en concreto se puede originar un caos social muy grave. Si bien las protestas se suceden a diario en distintos puntos del país, sin dudas las que más preocupan son las que se realizan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por eso el pedido con tono a exigencia al Jefe de Gobierno la ciudad, quien no obstante está tratando de bajar los decibeles y ha dicho que se va a apostar al diálogo para afrontar este conflicto. 


Es un hecho de que las acciones deberán ser muy firmes y tener como premisa el derecho constitucional de transitar libremente de todo ciudadano. No se puede seguir soportando el atropello de que grupos de encapuchados, con su rostro cubierto o con reclamos insostenibles ganen las calles perjudicando a los ciudadanos que pretenden vivir en una sociedad organizada.