Un grupo de arqueólogos se encuentran asombrados por un antiguo hallazgo que tuvo lugar en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en la cual dieron con una mano tallada en el muro de un viejo foso, y por el momento, no encuentran explicación alguna del hecho.

Lo cierto, es que la talla fue encontrada en un foso de mil años de antigüedad durante unas obras destinadas a agrandar una carretera en Jerusalén oriental, cerca de la Puerta de Herodes, indicó la Autoridad Israelí de Antigüedades.

Los investigadores creen que sus hallazgos son elementos de las antiguas fortificaciones de Jerusalén. "En el transcurso de las excavaciones quedó al descubierto parte de un profundo foso defensivo que rodeaba las murallas de la ciudad, probablemente del siglo X de nuestra era y posiblemente anterior. En un punto excavado en el muro del foso se descubrió la huella inexplicable de una mano tallada", dice el comunicado del IAA que revela el sitio itongadol.com.

Cabe destacar, que el foso se encuentra justo debajo de la calle principal Sultán Suleimán, adyacente a las murallas de la ciudad. Fue descubierto por el director de excavaciones del IAA, Zubair Adawi.

"La gente no sabe que esta concurrida calle está construida directamente sobre un enorme foso, un enorme canal excavado en la roca de al menos 10 m de ancho y entre 2 y 7 m de profundidad. El foso, que rodea toda la Ciudad Vieja, data de hace unos 1.000 años, del siglo X de nuestra era o antes, y su función era impedir que el enemigo que asediaba Jerusalén se acercara a las murallas e irrumpiera en la ciudad", explicó.

El foso fue cavado en piedra alrededor de toda la Ciudad Vieja, con un ancho de 10 metros y entre dos y siete metros de profundidad, aunque sin agua.

Según la Autoridad de Antigüedades, los Cruzados necesitaron en el año 1099 cinco semanas para cruzar ese foso y romper las defensas de la ciudad santa. Y aunque la utilidad del foso era evidente, el significado de la mano se ignora por completo.

"Es un misterio, hemos intentado resolverlo", dijo en un comunicado el director de excavaciones de la Autoridad de Antigüedades, Zubair Adawi.

Los arqueólogos se preguntan quién talló la mano en la roca, y lo que quería decir. Algunos creen que podría tratarse de una broma, pero todo está en estudio.

"Muchos soñaron y lucharon por Jerusalén, y las fortificaciones de la ciudad son un testimonio silencioso. Los hallazgos arqueológicos nos permiten visualizar los dramáticos acontecimientos y las convulsiones que sufrió la ciudad. Uno puede imaginarse realmente el tumulto y casi oler el humo de la batalla. Estamos desentrañando a diario la intensa historia militar de la ciudad, y haremos grandes esfuerzos para exponer los hallazgos al público en general", declaró Eli Escuzido, director del IAA.