En Tucumán, el equipo de FARA (Fundación Argentina de Rescate Animal) recibió un llamado y fue a busca a un felino, se trataba de un Puma Yaguarundi que lo estaban criando Florencia y su hermano Lucas, dos jóvenes de la ciudad de Aguilares.

Hace aproximadamente dos meses, ambos hermanos estaban pescando cerca de su casa en Santa Rosa de Leales cuando escucharon un ruido que venía de los árboles a la vera del río. Uno de ellos pensó que se trataba de unos pichones caídos de su nido, pero al llegar al lugar encontró una pequeña cueva y en su interior a los que parecían dos gatitos cachorros amantándose de su madre muerta. Tenían apenas una semana de vida, estaban hambrientos, desamparados y al borde de la muerte.

Por esta razón, Florencia, la mayor de los hermanos, no lo dudó y se llevó a los felinos, una hembra y un macho, y los llamo como ‘Dani’ y ‘Tito’, pero lamentablemente el felino ‘Dani’ falleció una semana después por lo débil que se encontraba. Por su parte, Tito se convirtió en la mascota de la familia, hasta que pasaron dos meses ante las inquietudes al momento de jugar. Hasta que el felino por un salto se lesiono en una de las patitas y la llevaron al veterinario.

Tras la incertidumbre del veterinario al ver al felino, se comunicó con una especialista de la reserva de Horco Molle quien, a través de fotos, confirmó que ‘Tito’ es un puma yaguarundí.

La joven de 18 años estudia en la Facultad de Filosofía y Letra, en la carrera de Trabajo social. Este jueves llevo al puma hasta la Facultad, hasta que un docente llamo a la Fundación Argentina de Rescate Animal (FARA) quienes asistieron inmediatamente.

Pedro Rodríguez Salazar, presidente de FARA, explicó que “el pequeño puma yaguarundí de tres meses fue trasladado a la reserva de Horco Molle donde será revisado por especialistas de su lesión, que sería una pequeña fisura en una de sus patas de atrás, y ahí comenzará su proceso de rehabilitación para luego ser liberado nuevamente en la naturaleza: “Se lo veía bien dentro de todo, tenía un pequeño problema para caminar en una de sus patas traseras, pero estaba bien de ánimo y se lo veía juguetón”. Además, agrego que “este es un animal de caza y un poco agresivo, al estar con humanos desde chiquito en la reserva van a tener que adaptarlo para que vuelva a ser como era antes. Hay que destacar la buena actitud de la gente que lo entregó porque muchos se los quedan como mascotas”, sentenció.