Que el mes de enero parece durar una “eternidad” es un comentario que se volvió habitual en los últimos años en las redes sociales. Es que después de las fiestas, enero parece ser más largo que el resto de meses, algo que a primera vista podría parecer no tener sentido, ya que muchos otros meses tienen 31 días.

A pesar de que al 30 de enero algunos pueden sentir como expresan en las publicaciones que están ya en el “74 de enero”, este pensamiento que enero es “eterno” no es algo que surgió en el 2020.

En 2018, la portada de la revista The New Yorker con una caricatura de Roz Chast se volvió viral. La misma ilustraba muy bien lo largo que puede llegar a sentirse este mes al que no le son ajenos las gripes y el clima frío, entre otros.

Sin embargo, hay una explicación para esta sensación. Las personas experimentan el tiempo de formas distintas y hay varios factores que pueden influir en esta percepción. Cuando se está entretenido y se pasa un buen momento junto con los seres queridos podés sentir que el tiempo “vuela”, mientras que si se la pasa solo o aburrida, parece pasar más lento.

De acuerdo a experimentos científicos, demostraron que una sensación de bienestar tiene efectos en cómo las personas sienten el tiempo. Por eso, para algunos, el mes de diciembre que está lleno de reuniones, encuentros con amigos cercanos y celebraciones se pasan “volando”. Al contrario, enero es el mes de volver a la realidad.

En el hipotálamo, cada persona tiene su reloj biológico. A través de la liberación de hormonas, esta región del cerebro se encarga de regular, entre otras cosas, la temperatura del cuerpo, la sed, el hambre, el estado de ánimo, etc.

Fuente: Mitre