Una de las tradiciones más conocidas de la gastronomía británica es el afternoon tea, la merienda que se toma alrededor de las cinco de la tarde y casi siempre involucra una masitera de varios pisos llena de tortas, scons, sándwiches y otras delicias que maridan muy bien con un té inglés. Se sirve en pastelerías, cafeterías, restaurantes y, claro, en los hoteles, donde algunas ceremonias se caracterizan por su nivel de sofisticación.

En Londres, en una zona muy paqueta (cerca de Kesington), el Egerton House Hotel ofrece ese servicio, con varias alternativas que van desde las 18 a las 62 libras, incluyendo un menú vegano y uno gluten free, en uno de los salones más elegantes de la propiedad. Sin embargo, lo que realmente se destaca es su Doggy Afternoon Tea, una propuesta especialmente diseñada para el disfrute de los perros (y de sus familiares humanos).

Si tenés un mejor amigo canino, por 25 libras podés conseguir que desde la cocina desfile una torre de exquisiteces preparadas para su paladar, que incluye budín de carne y pollo, bizcochos caseros y hasta helado apto para perros. 

Las fotos que aparecen en el feed de las distintas redes sociales del Egerton House, que se proclama pet friendly (quizás el caso más verídico que existe en la industria hotelera), son una caricia al alma: caniches, pugs, spaniels e incluso labradores pasan por sus mesas y espectaculares sillones para recibir los banquetes que el personal les tiene preparados. 

Para quienes decidan alojarse en el hotel junto a sus mascotas, el té es solo una parte del gran abanico de atenciones disponibles para los animales: masajes, paseos personalizados, limpieza de ojos, orejas y uñas, cortes de pelo y cepillado de dientes son algunos de los ítems que figuran entre las posibilidades. Más lujo, imposible.