Un papá hizo pública en Twitter su decisión de negarse rotundamente a comprarle un celular a su hijo de 14 años y desató la polémica. “Mi hijo es el único de su curso con un horario normal en casa, que no se pasa el día subiendo fotos a Insta y que no pierde el tiempo con chorradas”, destaca en la publicación el hombre. “Ya nos cuesta que haga los deberes, que estudie, que se acueste y que no se distraiga sin tener el móvil, como para comprarle uno”, argumentó.

La publicación de Twitter ya tiene un tiempo pero aún sigue dando qué hablar en las redes sociales. El padre reclamó en su descargo que el problema son los padres de los demás niños que usan celulares desde muy chicos: “Todos, absolutamente todos los alumnos de tercero tienen teléfono”.

La publicación generó un fuerte debate en torno a si los padres debieran ceder frente a esta demanda cada vez más temprana de los adolescentes pero hubo quienes criticaron fuertemente la falta de adaptación a los tiempos que corren de este progenitor.

“Yo creo que prohibir no sirve, se trata de educar. Nuestros hijos forman parte de una generación digital, no podemos prohibirles algo que puede afectar sus relaciones sociales, o dejarlos al margen de todo”, opinó Sonia López, madre de dos adolescentes, maestra, psicopedagoga, formadora de familias y colaboradora del blog Malas madres.

Luego, esta especialista, explicó: “A veces prohibimos por no hacer el esfuerzo de informarnos. Es más fácil decir que no, pero tenemos la obligación de adaptarnos y conocer, para saber qué puede ayudarles o no”.

En el mismo sentido, Gabriela Paoli, psicóloga experta en adicciones tecnológicas, considera que prohibir el uso de celulares es lo peor que se puede hacer: “Los padres tienen la tarea de acompañar a sus hijos en el proceso de iniciación en el mundo virtual siempre bajo supervisión”.

Posturas encontradas, las críticas

En contraposición, la especialista en adicciones Mandy Saligaril afirmó que darle un celular a un niño es exponerlo a una adicción similar al alcohol o a las drogas, esto luego de analizar el tiempo que dedican los menores al uso de dispositivos móviles y sus implicaciones. El estudio se realizó en las clínicas de rehabilitación Harly Street, en Londres, y realizó una exposición de este uso a los efectos negativos para la salud física y mental de las personas.