El Reino Unido está conmocionado por el caso de Charlie Gard, un bebé de diez meses afectado por una "enfermedad genética rara y mortal" que, tras una larga batalla legal, recibirá este viernes la eutanasia. 

 

La decisión de los médicos de interrumpir los tratamientos fue anunciada por los padres de Charlie, Chris Gard y Connie Yates, tras una larga lucha en los tribunales que llegó hasta la Corte Europea de Derechos Humanos.

 

Los padres, en un último y desesperado intento para salvar a su hijo, querían llevar a Charlie a Estados Unidos, para someterlo a una terapia experimental.

 

Pero tribunal europeo, al avalar este miércoles la conclusión de la Justicia británica -basada en evaluaciones de expertos "de alta calidad" que daban como "muy probable que Charlie estaría expuesto a dolores y sufrimientos continuos"- negó esa posibilidad.

 

 

"Administrar cuidados experimentales sin perspectiva de éxito no ofrecería ninguna ventaja y continuaría causándole graves dolores", explicaron los expertos consultados por las cortes británicas.

 

"Nosotros y sobre todo Charlie fuimos terriblemente abandonados durante todo el proceso", dijeron los padres, quienes agregaron que el hijo "nos dejará sabiendo de haber sido amado por miles de personas".

 

Otro detalle contribuyó a crear conmoción entre la opinión pública: los padres querían llevar Charlie a su casa, para que pudiera morir rodeado de parientes y amigos, pero también este pedido les fue denegado.

 

"Tenemos el corazón totalmente roto", escribieron en Facebook. "No podemos decidir si nuestro hijo puede vivir y no podemos elegir cuando y donde Charlie morirá".