El trozo del meteorito que es exhibido en el Museo Estatal de Historia de los Urales del Sur, en la ciudad de Cheliábinsk (Rusia), territorio donde fue encontrado tras su caída en 2013, sorprendió al personal del museo durante el sábado cuando la vitrina que lo cubre comenzó a flotar a escasos centímetros de él.

Cabe destacar que los visitantes que se encontraban en ese momento no se percataron de lo que sucedía con el vidrio, pese a la cercanía que tenían con él. Fueron los guardias de seguridad quienes descubrieron el extraño fenómeno a través de las cámaras instaladas en el museo.


En el clip que más tarde fue compartido en redes sociales, se ve al cristal flotar por unos segundos a una distancia aproximada de 10 centímetros.

Según comentó el director del museo Vladímir Bogdánovski, al portal de noticias rusas Ura, este suceso podría deberse a que el sistema electrónico de la vitrina pudo verse afectado por el campo magnético que posee el fragmento del meteorito.

Otra teoría es que se trató de una fuerte señal electromagnética que, desde afuera, haya interferido con el sistema del panel de control.

El meteorito de Cheliábinsk entró en la atmósfera terrestre el 15 de febrero de 2013 y explotó a decenas de kilómetros sobre la región rusa del mismo nombre. Tras este evento, cayeron toneladas de fragmentos en la zona, incluyendo uno de 650 kilos que fue recuperado en un lago.

El episodio dejó unos 1500 heridos y cerca de 7000 edificios dañados.