El centro educativo de una localidad colombiana al norte del Valle del Cauca cuenta ahora con un nuevo distintivo decorativo: un mural de tres metros cuadrados hecho con sangre, pigmento para tatuajes y protección de pintura acrílica.

Esta especie de obra de arte hecha por el tatuador colombiano Julián Castillo, ha sido bautizada como Blood Mural 2.0: "La idea surgió en la Universidad del Valle en Cali, en medio de las protestas estudiantiles, donde hice una obra parecida pero que no duró mucho, por lo cual realizamos esta nueva", informó el autor de la misma, Julián Castillo, a RCN Radio.

Esta creación ha supuesto dos meses de trabajo, en los que se emplearon dos litros y medio de sangre de 12 donantes, que en gran parte eran clientes de Julián Castillo, además de amigos, vecinos, familiares y hasta él mismo.

Para que la pintura quede intacta durante al menos diez años, el creador utilizó sangre, pigmento para tatuajes y protección de pintura acrílica. Indicó que con el mural pretende transmitir que no haya más derramamientos de sangre de inocentes y que renazca una sociedad "libre de opresión e injusticias".

"En un principio pensé que la gente iba a reaccionar mal sobre la obra, por usar la sangre como material, pero el mural ha tenido una gran aceptación, tanto así que la gente se ha ofrecido a donar sangre para hacer otros murales", contó el tatuador a la emisora.

De este modo, Julián Castillo pasa a ser el primer muralista que emplea sangre como material para su obra artística, un logro que ha quedado registrado en la lista de los Récord Guinness. Esta es la segunda vez que aparece, ya que también lo hizo por elaborar el mural más grande utilizando lápices.