Definitivamente la cátedra de paleontología que dio el profesor Dino Saurestein (David Gardiol) no resultó ser una clase de esas aburridas en las que abundan los bostezos. Con un lenguaje coloquial, chistes y canciones, el científico y unos enormes dinosaurios, atraparon con sus relatos a un grupo de chicos de entre 4 y 15 años.

Con la presencia de jóvenes de los institutos de menores dependientes de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia, ayer por la mañana, la sala del Teatro Sarmiento abrió sus puertas para mostrar en forma exclusiva "Titanes de Ischigualasto – El show", el espectáculo dramatizado que cuenta la historia de lo que sucedía con la fauna en el Triásico y que hizo su debut oficial por la tarde en el Ferrourbanístico.

Los pequeños no se privaron de preguntar a los inmensos títeres acerca de su historia. Claro, que los muñecos explicaron los conceptos con los de geoformas, extinción y bípedo a través de alocadas ocurrencias mechada con información actual que los bajitos manejan -como Jurassic Park, Barny e imponentes postales del Valle de la Luna-.

La atención centralizada no se ausentó en ningún momento. Ni siquiera cuando Gardiol rompió con la estructura de una obra de títeres y abandonó el retablo de alto vuelo para acercar al público a Herrera Saurus. Sin miedo y desinhibidos, los espectadores vieron de cerca al dinosaurio y hasta no dudaron en acariciarlo.

Es que estas especies no eran como las que salen en las películas de ciencia ficción. Aunque por momentos pretendieron "asustar" a los chicos, los gruñidos de los muñecos causaron simpatía y también mucha ternura.

Como en una reunión entre amigos, los protagonistas y los invitados bailaron al ritmo de la música electrónica y también del rock. Es más, al finalizar la función, todos salieron tras el profesor Dino Saurestein y del personaje de doble apellido. Más que un show, la muestra de los titanes fue toda una fiesta de aprendizaje.