No fueron pocos los que, una vez llegado a Argentina, recibieron el primer parte médico de Gustavo Cerati como un baldazo de agua helada. Si bien era con cautela, la información que se manejaba vía Venezuela -donde estuvo casi tres semanas tras el ACV que sufrió el 15 de mayo en ese país- alentaba cierto optimismo. De hecho se hablaba de mejoría (reducción del edema y respiración por sus propios medios), palabra que trajo algún alivio. Pero tras su arribo al país, el lunes último, todo cambió. En un tono más que preocupante, el comunicado post-estudios citó extenso daño cerebral, infección respiratoria e inconciencia sin sedación farmacológica. Horas después trascendió que se encontraba en estado vegetativo, aunque luego se aclaró que se trata de "coma", porque aún responde a algunos estímulos. ¿Qué pasó con Cerati, empeoró o se ocultó información? La pregunta del millón tuvo respuesta.
De algún modo deslindando responsabilidades en el manejo de lo público, el doctor Antonio Martinelli -que atendió al ex Soda Stereo en el sanatorio La Trinidad, de Caracas y lo acompañó en su traslado al país- dijo a Clarín que "desde el primer momento supimos de la gravedad del cuadro del paciente, pero nunca lo informamos de forma completa por pedido de la familia (…) El estado de inconsciencia sin sedación lo arrastra desde Venezuela. No es algo nuevo, como tampoco lo es la infección respiratoria". El matutino publicó también que la familia de Cerati -de quien fue la decisión de que no haya partes diarios y que toda la información se difunda por la web del músico (cerati.com)- pidió que se informe públicamente sólo sobre los aspectos positivos de su evolución.
Este escenario -en el que nadie quiere ver al artista- abrió una línea de debate que de un lado deja a quienes consideran respetable y comprensible el hermético proceder del entorno; y del otro, a los que creen que, tratándose de una persona pública y con cientos de fans en distintos países, debería comunicarse todo lo referido a su salud.
Por lo pronto, sin más novedades oficiales -hasta que no haya cambios significativos, se advirtió desde Fleni, donde está internado- se mantiene el parte del martes 8 de junio y lo expresado después por Martinelli: "Puede permanecer así mucho tiempo, no lo sabemos. Lo que sí puedo afirmar es que todavía tiene posibilidades de salir de esta situación pero las áreas dañadas del cerebro ya son irrecuperables".
A modo extraoficial, sí hay conjeturas realizadas por reconocidos profesionales extranjeros y nacionales -e incluso locales, ver aparte- a partir de los datos vertidos. Y coinciden en que mientras Cerati más tarde en despertar (el daño que tiene compromete la capacidad de hacerlo voluntariamente, por eso está en coma), más bajan las posibilidades de recuperación. Y eso en el mejor de los casos, porque no es imposible que entre en estado vegetativo persistente o en muerte encefálica. En tanto, y aferrándose a lo dicho por Andrés Calamaro -"Mientras haya vida hay esperanza"- todos siguen invocando el milagro.