"Se está recuperando, no lo asiste un respirador y está charlando con su hermano y sus padres", dijeron ayer a Télam familiares de Luciano Pereyra, quienes en sintonía con Fénix -la empresa que lo representa-, desdramatizaron la situación y echaron por tierra los trascendidos que ganaron terreno en medios nacionales, y que sostenían que el estado del joven cantautor era grave. De hecho, señalaron también que, de seguir así, se espera que le den el alta en los próximos días.
Que había sido intervenido de urgencia nuevamente, que seguía sedado en Terapia Intensiva por ser un paciente panicoso, que había contraído una infección intrahospitalaria, que tenía neumonía, que estaba con respirador artificial, que le hicieron un drenaje pleural, que tenía una fisura esofágica complicada y hasta que se temió por su vida. Las versiones surgieron transcurridos varios días desde la cirugía programada para solucionar "un trastorno motor del esófago inferior", complementaria a la que se le practicó el año pasado. El hermetismo (ni la clínica ni los médicos difundieron partes oficiales, a diferencia de lo que sucede con Susana Giménez) y la cantidad de días que lleva hospitalizado abonaron el terreno de las especulaciones. También la difícil situación que el artista vivió el año pasado, cuando luego de la operación por divertículos esofágicos, la herida no cicatrizó y contrajo una infección intrahospitalaria que le deparó tres intervenciones más y lo tuvo en jaque.

