¿Qué tiene en cuenta la gente cuando vota para que un personaje se vaya de Gran Cuñado: La mala imitación o la antipatía hacia la figura representada? ¿Está claro el límite entre el show y la realidad? Estos son algunos de los interrogantes que despierta Gran Cuñado, la apuesta fuerte de Marcelo Tinelli y Canal 13, que continúa liderando en la pantalla chica y se ha convertido en tema de debate tanto en las mesas familiares como partidarias.
En principio, parece que lo que la gente vota para sacar a un personaje de la casa tiene que ver más con la caracterización (el menos divertido o el peor logrado) que con la antipatía que se sienta hacia la persona a la que alude el clon. Pero un paso más atrás, la línea que separa al imitador del imitado suele borronearse, especialmente cuando a la buena imitación (bien aderezada con la concreción de fantasías y creencias populares) tiene su correlato en el alto perfil de quien se representa, tal es el caso del matrimonio Kirchner, por ejemplo. Entonces la combinación puede ser explosiva. Así lo ven tres analistas políticos locales que fueron consultados por DIARIO DE CUYO, y cuya postura coincide con la de los sanjuaninos que respondieron una encuesta abierta en la web de este medio (ver aparte).
"Mi hipótesis es que la gente vota la caracterización. La gente quiere seguir viendo al personaje que le divierte y saca al que no. Es más una cuestión actoral, sin tantas connotaciones políticas", comentó Antonio De Tommaso, para quien los próximos en abandonar la casa serán Nacha, Reutemann o Alicia, las creaciones más desabridas y que no despiertan "rating"; palabrita clave en este show, tanto que -sumada a otros ingredientes- hasta pone en tela de juicio la veracidad de la misma votación (no por casualidad varios medios siguen el "minuto a minuto", marcando quién es el clon que da más réditos al programa).
"No es más que un show. No creo que las nominaciones en el programa tengan que ver con los políticos en serio. La gente lo ve, se ríe y vota para divertirse… lo toma para la chacota, diríamos", coincidió Mónica Riveros, directora del departamento de Ciencias Políticas de la UNSJ.
"Sí, creo que se vota la imitación; pero también hay una combinación delicada de ambos factores, un espacio común entre el juego y lo político-electoral", reconoció Maximiliano Aguiar, para quien -sin embargo- tan importante como las eliminaciones de la casa, es la lectura que luego se hace de eso en el resto de los medios y programas.
"Ahí sí se habla de que Moyano salió de la casa como si fuera el Hugo Moyano real, se análoga un escenario político con una parodia televisiva. Y esta espectacularización de la política genera corrientes de opinión", agregó el consultor.
La delgada línea roja
Sea, como dicen, que la gente vota la imitación por sobre el imitado… ¿Influye la versión GC de estos personajes públicos en la opinión que de ellos tiene la gente?. La respuesta de los consultores políticos es un rotundo sí, ya sea para bien en algunos casos o para mal en otros. Y el ejemplo escuela es el de Julio Cleto Cobos.
"Desde abril hasta ahora, la imagen positiva de Cobos ha bajado 7 puntos. Y en este tiempo él no ha hecho mucho en realidad para que eso suceda, por lo que todo indica que la imitación le juega en contra", explicó Aguiar. "La imagen del Vicepresidente ha decaído alevosamente y se debe a que en la parodia es uno de los más desfavorecidos, comparable con De la Rúa del 2001", acotó De Tommaso.
Lógica consecuencia de ésto es el hecho de que ser votado por la gente -y por ende salir de la casa- sea visto como un premio o un castigo por las figuras imitadas.
"Hay personajes que están deseando salir, como Cobos, pero su imitación produce tanta atracción que se va a quedar", opinó De Tommaso. "Sí, en el caso de Cobos seguramente es un castigo seguir, mientras que para De Narváez es negocio redondo", coincidió Aguiar, quien reveló que en San Juan la parodia ha favorecido al empresario y político, ya que su popularidad aumentó un 30% y su imagen subió unos 20 puntos desde que su clon cool y canchero apareció en Gran Cuñado.
En este punto, la que difiere es Riveros; aunque en realidad más que convencida, se reconoce "esperanzada" en que la parodia no tenga incidencia en la opinión pública a la hora de hablar de política "de verdad"·
"Humor político ha habido siempre y yo creo que hay otros factores, de peso, reales, que se tienen en cuenta para elegir o no a un candidato. Quiero creer que el programa no incidirá en las elecciones. Sería tremendo que Gran Cuñado tuviera influencia a la hora de votar. Si la República está en manos de Tinelli, con todo el respeto que me merece, avísenme y renuncio", agregó la especialista.

