(Obertura Las Hébridas Op 26 de Felix Mendelssohn. Concierto Nº 1 para Violín y Orquesta de Dimitri Shostakovich; solista Alexander Zuzuk. Sinfonía Nº 4 en Re Menor de Robert Schumann. Orquesta Sinfónica de la UNSJ. Dirección: Jorge Oviedo)

Dimitri Shostakovich nació en San Petersburgo en 1906 y falleció en Moscú en 1975. Cuando estalló la revolución bolchevique tenía sólo 11 años así que prácticamente toda su vida estuvo bajo el régimen. Fue un niño prodigio y en 1919 ingresó al conservatorio. Nombres como A. Glazunov, Maxilian Steinberg (yerno de Rimsky-Korsakov) le aseguraban una forma ‘clásica’ rusa.

Pero ya comienza su difícil convivencia con la ideología: en 1926 es suspendido por falta de interés en la metodología marxista aunque el año anterior (1925) su 1º Sinfonía es su Examen graduación y le granjea fama mundial. La segunda sinfonía (1927) ya nos lo muestra debiendo condescender a lo ‘necesario’; se denomina ‘Octubre’ y está dedicada ‘a la Comuna y a Lenin’ por el 10º Aniversario de la Revolución. La 3º (de 1929) se denominará: ‘1º de Mayo’. Sin embargo -aún debiendo practicar este delicado equilibrio político-artístico- era bien considerado hasta la primera ‘Purga’ de 1936. Un artículo del Pravda titulado ‘Caos en vez de música’ se atribuía al mismo Stalin tildando a su ópera ‘Lady Macbeth’ de snob, antipopular, pornofónica y encima…formalista. Decide no dar a conocer su ya compuesta 4º Sinfonía (el miedo no es zonzo). ¡Qué interesante que casi al mismo tiempo que el simpático Josef Stalin se pone a ‘crítico’ musical, otro encantador personaje, Adolfito Hitler (o Goebbels -da lo mismo-) define al "Entartete Kunst" o "Arte Degenerado". Sólo esas almas grandes pueden decirnos qué escuchar o leer. Como lo malo para uno era bueno para el otro, Shostakovich sí pudo conocer a Hindemith o Krenek; los alemanes no). En 1947 comenzó a componer su Primer Concierto para violín. Pero antes de estrenarlo hubo en 1948 otra Purga peor que la del 36. Prokofiev, Kachaturian y Shostakovich fueron condenados por "desviaciones formalistas" y sus obras prohibidas. En 1953 muere Stalin y se levantan las prohibiciones. De esa manera su Concierto dedicado a David Oistraj se estrenó en 1955. Comienza con un Nocturno; introducción suave para el casi inmediato ingreso del solista. El Scherzo era caratulado como ‘diabólico’ por Oistraj. La Passacaglia (cuyo nombre sugiere su reverencia a J.S. Bach) es diametralmente opuesta al Scherzo y comienza con solemnes cornos, pero luego la orquesta se va callando y solo los timbales acompañan el inicio de la larguísima Cadenza, hasta que queda totalmente solo en ese momento de necesario virtuosismo. Los virtuosos de más edad y peso específico mueven el violín pero cuando tiene solo 22 o 23 años y son delgados deben moverse con todo el cuerpo como nuestro increíble A. Zuzuk. Hasta que vuelve la orquesta y otra vez, los solemnes Bronces y se nos conduce a un enloquecido Burlesque final aunque en Shostakovich todo toma un aire de ‘marcha’. Tantos años de aguantar a los de "partido" y sutilmente Shostakovich hace que casi la mitad de su obra sean un "Scherzo" = "broma" y una "Burlesque" = burla. ¡¡El que ríe último ríe mejor!!

Como bombón de regalo escuchamos un bis escrito por el mismo Alexander Zuzuk con aires de Far West que nos dejó a todos -Orquesta y oyentes, en este caso "todos Oyentes"- maravillados. Robert Schumann (1810-1856) también niño prodigio y universal -escribía poemas además de música- compuso en 1841 su entonces 2º Sinfonía, pero al reformarla en 1851 quedó con el número 4 Op. 120 y sus números pasaron a estar en alemán en vez de italiano (el inglés es para los deportes, el francés para la comida y el italiano para la música).

Esta segunda versión -querida por Clara Wieck, la esposa y viuda de Schumann- y opuesta por Brahms, pasó a ser un especie de movimiento continuo (viene bien para que nadie aplauda antes de que termine). Sólo comento el Romance, es una calma "danza renacentista" iniciado por chelo y oboe. El Scherzo otra vez contrastante. Para mí es el momento más encantador de toda la sinfonía. Mucha energía y el Trío es una variante del exquisita Romance; pero al fin del Scherzo se da ese momento mágico que toda obra tiene: los sonidos distantes de clarinetes y fagotes con violas y chelos nos llevan a una cierta oscuridad romántica tipo "Cazador Furtivo de C. Weber o Sueño de una Noche de verano de Mendelssohn", o sea una entrada al típico mundo romántico germano. Pero otra vez los trombones y cornos irrumpen y nos avisan que "amanece" y escuchamos el triunfante Final. No en vano se dice que los Bronces dan el tomo Solemne a la música. Ya "casi" es Wagner. La música se vuelve un poco loca (¡¡deliciosa locura!!) pero un gran Fortissimo evoca armónica y orquestalmente a la aparición del Comendador o Convidado de Piedra del "Don Giovanni" de Mozart.