Sabía muchísimo de música, tenía un oído excepcional. Al principio no quería saber nada con el folclore cuyano, sin embargo, avanzó tanto con la guitarra que le encontró una veta tonadera y ese fue el principio del después. El cambió la fisonomía de la tonada sin perder la esencia. Su armonía musical y la riqueza instrumental que le dio en el dominio pleno del diapazón fueron su sello. Me decía "no se puede hacer nada nuevo compadre, los viejos lo han hecho todo y a la perfección’, pero fue un renovador, también en lo literario. Sabía que sus primeras tonadas eran muy exigentes, musicalmente y para las voces, y que a la gente le costaba, por eso las hizo más simples y así sigue estando en todas las guitarras y voces de Cuyo
Su música

