A los 13 se subió a los patines y no se bajó nunca más. De adolescente fue jugador de hockey sobre patines, compitió en carreras y enseñó a patinar en el club Huarpes. Wenceslao Carrizo tiene 79 años y sigue patinando con una energía envidiable. Es parte de la escuela Fantasía, que el jueves festejó sus 30 años con un show en el Estadio Cerrado Aldo Cantoni- ante una importante concurrencia de público- y entre los distintos cuadros representados, estuvo el de la llegada de la familia Montes a San Juan, proveniente de España, con un Francisco Salvador Montes de apenas 6 años que luego fundaría DIARIO DE CUYO. De éste y otros cuadros participó en esta gala don Wenceslao, quien tuvo su debut en el patinaje artístico recién en 2006. Antes de eso, Carrizo permanecía cerca de Ramón Córdoba, director y fundador de Fantasía, pero sin calzarse los patines, sino acompañando a la institución a la que asistían sus tres hijos. Sin embargo, hubo un click, algo que hizo que este hombre quisiera empezar de nuevo. "No es lo mismo un patín de carrera, de hockey, que patinaje artístico. Yo creo que todavía estoy en el comienzo del patín, y todo lo que soy se lo debo a Ramón Córdoba. No sé si en otra institución hubiese conseguido como seguí", dijo y explicó que tuvo que aprender figuras y trucos de esta disciplina.

Hijo y nieto de ferroviarios, Carrizo también abrazó ese oficio para poder vivir, pero fue patinar lo que llenó su alma. "El patín ha sido no sólo una pasión, nací así, agradezco por el don del patín’, dice, solemne. Por su trabajo, pudo llegar a distintas provincias, como Santa Fe, Córdoba y San Luis, donde se encargó promocionar este deporte tan arraigado en San Juan, incluso regalando patines, algunas veces confeccionados por él mismo, con ruedas hechas de caño cortado.

Junto a Luisa, su esposa desde 1966, Wenceslao tiene 4 hijos, Javier, "uno de los mejores jugadores de hockey" -acota-, Luisa del Valle, Adrián y Mariano. Entre los Carrizo, los patines son asunto familiar y por eso Luisa Del Valle, junto a sus hijas Melisa y Jimena, patinan en Fantasía junto a Wenceslao. A este patinador no le pesan los años y se apura en aclarar que en el grupo existe la misma disciplina para él como para los más pequeños. Aún compite en torneos en la categoría veteranos y cada vez que lo hace exhibe con orgullo el certificado médico que dice que sus huesos y corazón están a tono para participar. "Yo estoy de nuevo en el principio y mientras pueda voy a seguir patinando. Siempre digo que van a tener que ponerle ruedas al cajón"’, dice con convicción, la misma con la que explica que "los problemas siempre tienen que quedar de lado" a la hora de entrenar y actuar. Wenceslao Carrizo valora el reconocimiento de la gente, atesora anécdotas de participaciones en otras provincias y relata con gran humildad que cada vez que alguien le pregunta dónde enseña él contesta: "Dejé de ser profesor hace muchos años y ahora soy alumno".